Benedicto XVI, el gran desconocido

    • Benedicto XVI despide su pontificado ocho años después de ser elegido para sustituir al carismático Juan Pablo II.
    • Ha sido uno de los pontífices que más ha combatido la pederastia en la Iglesia católica.
Benedicto XVI
Benedicto XVI
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Ruth Ugalde

Ocho años después de que la Basílica de San Pedro anunciara con una nube de humo blanco el famoso Habemus Papa (fue elegido el 5 de abril de 2005), Joseph Ratinzger ha renunciado de forma "imprevista" a su pontificado, según ha confirmado el cardena Angelo Sodano.

El exprefecto para la Doctrina de la Fe ha sido uno de los Papas que más firmemente ha condenado los casos de sacerdotes pederastas.

La munición perfecta que algunos creyeron ver en estos escándalos para disparar contra el Papa se ha convertido en el primer muro que cae y deja al desnudo la realidad de Benedicto XVI, cuyo dogma de tolerancia cero ha obligado a muchos a tener que retractarse y reconocer su labor en contra de esta lacra.

Nada más ascender al Pontificado, se convirtió en el único juez que ha impuesto una condena a Marcial Maciel por los presuntos abusos a menores. Relegó al fundador de los Legionarios de Cristo fuera de Roma, le obligó a recluirse y le impuso una sentencia que ninguna Justicia Civil, tras sus investigaciones y denuncias, fue capaz de llevar a cabo.

Poco le importó el escándalo, que los medios de comunicación sacaron a relucir años más tarde. Porque Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, ha perseguido por encima de todo la Verdad. Y por eso, tampoco ha tenido reparos en condenar públicamente lo ocurrido, en pedir perdón, y en dictar la tolerancia cero. Pero tampoco le ha temblado el pulso para señalar a aquellos que han intentando herir a la Iglesia con este escándalo.

Hasta ahora, como pilar de la Iglesia católica; durante décadas, como prefecto para la Doctrina de la Fe, y mucho antes; como un sencillo sacerdote, siempre ha buscado arrancar la mala hierba, para separarla del trigo.

Pero también sabe que la cosecha crece junta, y sólo cuando madura se pueden apartar los hierbajos para recoger el trigo. Por eso, nunca ha temido investigar, abrir vías de pensamiento, buscar la verdad, dejar que la cosecha madure hasta encontrar el trigo de la verdad. Como ocurre con su propia persona, esa gran desconocida.

Considerado una de las mentes más claras del mundo actual por muchos, el centenar de libros que tiene publicados son el mejor compendio del pensamiento de este alemán, nacido en Marktl am Inn (Alemania) el 16 de abril de 1927.

Bautizado como de Joseph Aloysius Ratzinger, era hijo de un comisario de gendarmería, Joseph Ratzinger, y de un ama de casa que, antes de casarse, había trabajado como cocinera en algunos hoteles, María Rieger.

Con doce años, ingresó en el seminario menor de Sankt Michael, en Traunstein, y apenas dos años después, fue obligado a participar en las juventudes hitlearianas, ya que se impuso tener el carnet para poder matricularse en el seminario.

En julio de 1943, como todos los alemanes mayores de 15 años, fue llamado a filas y le destinan como ayudante de la Luftwaffe, primero, y después, a los servicios laborales de Burgenland (Austria). Pocas semanas antes de la caída de Berlín, desertó y volvió a casa, donde fue hecho prisionero por los americanos, hasta su liberación, en junio de 1945.

Ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951 por el Cardenal Michael von Faulhaber, uno de los grandes opositores al nazismo, su primer encargo fue ser vicario en la Parroquia de la Preciosísima Sangre de Múnich.

Pero, rápidamente, el intelecto de Josef Ratinzger empezó a sembrar trigo en los campos de la Iglesia. Durante el Concilio Vaticano II, Pablo VI lo nombró perito para la tercera sesión del Concilio y participó en la constitución dogmática Lumen Gentium y en el decreto Ad Gentes.

Su combinación de razón y Fe le han convertido en uno de los adversarios más temidos en los debates teológicos dentro de la Iglesia Católica. Un ejemplo es su relación con Karl Rahner y Hans Küng, dos teólogos junto a quienes fundó la revista Concilium, tras Vaticano II.

Sin embargo, las posturas rupturistas de sus antiguos compañeros le llevan a marcharse y promover la alternativa Communio, donde los dogmas recuperan su papel protagonista. Más famoso ha sido su oposición a la Teología de la Liberación.

Estas batallas, como todas las que ha llevado a cabo en sus 60 años como sacerdote, se han basado siempre en el equilibrio entre la fe y la razón, un catalizador que ha defendido por encima de intereses o ventajas.

"La búsqueda de la verdad por parte del creyente se realiza confrontando la búsqueda de la Palabra proclamada y la búsqueda de la razón. De este modo, por una parte, la Fe se profundiza y purifica, y, por otra, el pensamiento también se enriquece, porque se le abren nuevos horizontes", ha señalado.

Sin embargo, la claridad con que defiende mover el pensamiento se ha convertido, en muchas ocasiones, en una arma que se ha utilizado en su contra. Carente del carisma de Juan Pablo II, libre de pensamiento, directo en la palabra y humilde en la reflexión, Benedicto XVI despierta más expectación de la que quisiera y su negación a doblegarse ante las verdades del mundo actual, ni siquiera con los gestos, le han granjeado más de una crítica.

No obstante, por encima de las diferencias ideológicas, el Papa siempre pone por delante la dignidad y el respeto al ser humano. Un discurso que utiliza tanto para oponerse al aborto y a la clonación, como para abordar la homosexualidad.

"Ante todo debemos tener un gran respeto por las personas homosexuales, que sufren y que intentan encontrar un modo adecuado de vivir", dijo en una entrevista, cuando se le preguntó sobre el matrimonio homosexual. A lo que añadió: "Pero la forma jurídica de matrimonio homosexual, en realidad no les ayuda". Lo políticamente correcto queda fuera de sus prioridades.

Férreo defensor de la oración, tomó el testigo de Juan Pablo II en su inquietud por acercarse a los jóvenes, a quienes dijo: "los jóvenes debéis ir en pos de la verdad para ser verdaderamente libres". Para llegar a ellos, arrancó un movimiento dirigido a predicar el Evangelio a través de webs y los blogs.
Hace poco (el 12 de diciembre de 2013) inauguró, además, su cuenta de Twitter en español, que reúne cerca de 650.000 seguidores. Es la segunda cuenta con más fans, por detrás de la cuenta en inglés, con 1,5 millones de seguidores.

El 28 de febrero próximo, Benedicto XVI renunciará a su cargo y se abrirán de nuevo las puertas a los cardenales en busca de una nueva fumata blanca.

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