Cada vez más judíos apoyan el rezo judío en la Explanada de las Mezquitas

  • En la última década ha aumentado el número de judíos que apoya cambiar el statu quo de la Explanada de las Mezquitas y abrirla al rezo judío, lo que tendría no solo implicaciones religiosas sino políticas, según un informe de las ONG israelíes Khesev e Ir Amim que alerta del riesgo de esa tendencia.

Ana Cárdenes

Jerusalén, 8 sep.- En la última década ha aumentado el número de judíos que apoya cambiar el statu quo de la Explanada de las Mezquitas y abrirla al rezo judío, lo que tendría no solo implicaciones religiosas sino políticas, según un informe de las ONG israelíes Khesev e Ir Amim que alerta del riesgo de esa tendencia.

El documento, titulado "Relaciones peligrosas: la dinámica del aumento del Movimiento del Templo y sus implicaciones", asegura que el Gobierno israelí financia organizaciones extremistas que fomentan cambiar el uso del denominado por los musulmanes Noble Santuario y por los judíos Monte del Templo e incluso, las más radicales, instan a destruir las mezquitas y levantar allí un nuevo templo judío.

El statu quo, en vigor hace 500 años y respetado tras la ocupación israelí de los territorios palestinos en 1967, establece que los musulmanes rezan en la Explanada, en lo alto de la colina, donde están la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aksa (del siglo VII d.C.), el tercer lugar más sagrado del islam, después de la Meca y Medina, explica el informe.

Al rezo judío queda reservada la explanada inferior, con el Muro de las Lamentaciones, lugar más sagrado para el judaísmo, y sus alrededores.

Hoy en día, el Waqf islámico jordano controla la Explanada y la ultraortodoxia judía prohíbe entrar allí a sus creyentes por razones de pureza, pero pueden visitarla turistas de cualquier confesión.

"Aquí se unen tradición, religión, historia y profundas emociones", dijo a Efe Yizhar Beer, autor del informe, que explica que "en general todos los creyentes judíos rezan por el establecimiento del tercer templo, pero este deseo o sueño ha sido siempre abstracto, simbólico: 'En el final de los días, cuando vuelva el Mesías, dios nos traerá el tercer templo'".

En los últimos años, sin embargo, grupos radicales judíos han reclutado ese sueño con dos objetivos, uno religioso, defender que los humanos tienen que ayudar a dios en su tarea de construir el tercer templo, y otro político, porque saben que la opción para frenar cualquier acuerdo de paz con los palestinos es llevar a cabo provocaciones en la Explanada, dice Beer.

Hoy, más gente que nunca apoya cambiar el statu quo del lugar y los grupos del denominado "Movimiento del Templo" reunieron recientemente a más de 30.000 personas en la "Marcha de las Puertas", alrededor de la Ciudad Vieja y que reclama el uso judío del monte.

El impulso de rabinos del nacionalismo religioso, que apoyan la colonización de Palestina, discrepan con la prohibición ortodoxa de entrar en el recinto y alientan a sus fieles a hacerlo, está detrás del aumento de esta tendencia.

La posición de las autoridades israelíes es contradictoria, según Beer, porque "por un lado hacen lo que pueden para salvaguardar el lugar y toman medidas de seguridad para protegerlo de extremistas e impedir enfrentamientos pero, de otro lado, asisten y financian a algunos de estos grupos".

Entre los organismos que les apoyan están los ministerios de Educación, Cultura, Asuntos Religiosos y el Ejército.

Algunas de estas organizaciones -entre otras el Instituto del Templo, Los Fieles del Monte del Templo, El Har Hamor o El Monte del Templo es Nuestro- reciben subvenciones estatales de más de 80.000 euros al año para difundir sus ideas.

"Los musulmanes no aceptarán ningún cambio en el statu quo. Solo puede cambiarse unilateralmente, por la fuerza, y eso provocaría una catástrofe. La Explanada es como un reactor nuclear: podemos controlarlo pero muy fácilmente se puede descontrolar", dice Beer.

Altos cargos de Inteligencia citados en el estudio han advertido que la Explanada puede convertirse en un momento en un polvorín y que un conflicto allí podría "abrir una guerra total del mundo árabe y musulmán contra Israel que amenace con derivar en la destrucción del Estado" o, incluso, "dar lugar al comienzo de la III Guerra Mundial".

En el año 2000, la entrada al recinto del entonces líder de la oposición, Ariel Sharón, provocó el inicio de la Segunda Intifada, también llamada Intifada de Al Aksa, que se saldó con la muerte de unos 3.000 palestinos, un millar de israelíes y 64 extranjeros en cinco años.

Casi a diario se vive la tensión entre los que quieren cambiar la situación y la Policía que trata de garantizar la calma.

Los pasados viernes y miércoles se registraron disturbios por las protestas de palestinos contra la intención de grupos judíos de subir a rezar con motivo de la celebración el jueves del año nuevo judío (Rosh Hashaná).

Ir Amim y Keshev aseguran que los grupos extremistas cuentan con un creciente apoyo político y calculan que un diez por ciento de los diputados israelíes les defiende.

"Ya tienen todo listo para la renovación de las ceremonias en el templo tal como se hacían en la antigüedad, solo les falta el templo", dice Beer.

Existe la menorá (candelabro judío) de oro que coronaría el templo, el lugar para el sacrificio de animales, el altar del incienso, el aguamanil de cobre, vasijas para el agua y el vino, instrumentos musicales bíblicos e incluso las túnicas para el gran sacerdote, fabricadas siguiendo técnicas ancestrales.

Y también están ya preparados los planos arquitectónicos para un templo que, de levantarse, podría encender un fuego que arrase Oriente Medio.

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