"Cairo Time", un romance en la ciudad de los sentimientos olvidados

Carlos Palencia

Madrid, 11 abr.- El Cairo, una ciudad caótica a ojos occidentales pero con un componente humano que permite redescubrir sensaciones olvidadas. Allí es donde se desarrolla el filme canadiense "Cairo Time", atípica historia de amor protagonizada por Patricia Clarkson, que llega el viernes a España.

Escrita y dirigida por la cineasta canadiense Ruba Nadda ("Sabah"), protegida del prestigioso Atom Egoyan, "Cairo Time" narra la historia de Juliette (Clarkson), una estadounidense casada, con hijos y la vida aparentemente resuelta, que viaja a la capital egipcia para encontrarse con su marido, un cooperante de la ONU que desarrolla su labor en la Franja de Gaza.

Sin embargo, la situación en la Franja se complica y Juliette se ve obligada a pasar varios días en El Cairo, esperando a un esposo que nunca llega, en una ciudad que le resulta incómoda y donde no se siente acogida.

Para hacerle más llevadera la espera, su marido envía a un íntimo amigo, Tareq (Alexander Siddig), ex policía egipcio que se encargará de hacer compañía a la protagonista. A su lado Juliette irá descubriendo aspectos de la ciudad que le fascinarán y que permanecían ocultos a su vista, mientras desarrolla un inesperado amor por Tareq.

"El Cairo es una ciudad caótica y rodar allí es una pesadilla, pero sus habitantes poseen una humanidad y una educación que es muy difícil encontrar en países occidentales como Estados Unidos", ha señalado la realizadora canadiense en entrevista con Efe.

A través del personaje interpretado por Siddig, Nadda intenta mostrar al público occidental "ese lado muy humano" que, según ella, "caracteriza a tantos ciudadanos árabes".

Y es que Tareq ejemplifica al perfecto caballero. Atento, respetuoso y manteniendo en todo momento la compostura y la elegancia, el expolicía seducirá sin proponérselo a Juliette, quien no está acostumbrada a la gran caballerosidad de la que hace gala un personaje que, según ha admitido la realizadora, se inspira en su propio padre, de origen sirio.

La española Elena Anaya también interviene en la cinta, en un pequeño pero significativo papel, ya que, como ha explicado la propia actriz a Efe, su personaje es "una ráfaga de aire fresco" que se encarga de "abrir los ojos de la protagonista a un horizonte posible que tenía delante y era incapaz de ver, mostrándole otras formas de abordar la vida y las elecciones que surgen".

Será a partir de ese encuentro cuando Juliette mire El Cairo de otra forma, y empiece a apreciar detalles que había pasado por alto, en un cinta "sencilla y de ritmo pausado, donde las miradas y los gestos importan más que las palabras, como ocurre en todas las películas de Nadda", según Anaya, que entró en la película por petición expresa de la realizadora.

Y es que para Nadda, "lo más importante en un actor es su mirada" y en este sentido, ha elogiado tanto a Anaya como a los dos intérpretes protagonistas, quienes son "capaces de decirlo todo con los ojos". En concreto, ha indicado que los ojos de la actriz española "seducen y atrapan", algo que también comparte Clarkson.

En declaraciones a Efe, la actriz protagonista (conocida, entre otros trabajos, por su intervención en la teleserie "A dos metros bajo tierra") también ha resaltado el trabajo de Anaya, con quien desarrolló una "estupenda relación" que ha "perdurado más allá del rodaje", como ha admitido la actriz española.

La intérprete estadounidense ha reconocido las dificultades de un rodaje relámpago donde "los censores trataron de controlarlo todo", aunque "afortunadamente" no afectaron al resultado final de un filme donde una de sus escenas se desarrolla en el Desierto Blanco de Egipto, lugar de acceso complicado y donde "nadie se atreve a filmar", a causa de las altas temperaturas.