Carlos Iglesias: "La emigración sigue vigente, esperemos que el exilio no"

  • Tras los discretos resultados con el drama "Ispansi" sobre los "niños de la guerra" enviados a Rusia, Carlos Iglesias retoma su historia personal de emigración en "Dos francos, 40 pesetas". "La emigración sigue vigente, esperemos que el exilio no", dijo hoy el actor y director en la presentación de la película.

Madrid, 25 mar.- Tras los discretos resultados con el drama "Ispansi" sobre los "niños de la guerra" enviados a Rusia, Carlos Iglesias retoma su historia personal de emigración en "Dos francos, 40 pesetas". "La emigración sigue vigente, esperemos que el exilio no", dijo hoy el actor y director en la presentación de la película.

Si en "Un franco, 14 pesetas" la acción transcurría en Suiza en los años sesenta, para esta segunda parte, más cómica y optimista, Iglesias retoma la amistad entre Martín (Iglesias) y Marcos (Javier Gutiérrez) catorce años después, a punto de concluir la dictadura franquista, cuando los amigos vuelven a reunirse con motivo del bautizo del hijo del segundo.

De forma paralela, el hijo de Martín, Pablo, interpretado por Adrián Expósito, a punto de cumplir 18 años se embarca en un viaje en tren por Europa, junto a su amigo Juan (Luisber Santiago), que les llevará al mismo pueblo suizo del que salió su padre años atrás.

El éxito, sobre todo televisivo, de la primera entrega fue el motor que puso en marcha la maquinaria. "Llegó un momento en que todo el mundo había visto 'Un franco, 14 pesetas'", explica el director, y a partir de ahí empezaron las peticiones para que continuara".

"Al principio no las tomé muy en serio, hasta que me planteé hacer una comedia y una señora en Twitter me pidió que por favor contara más de esos personajes", agrega.

Iglesias empezó a revisar sus notas: la crisis del petróleo de 1974, Franco en el hospital. "Se abría un mundo de posibilidades. España ya no era tan casposa y triste, en parte gracias a las remesas de los emigrantes".

Un 80 % del guión son historias y personajes reales. Lo empezó a escribir hace cuatro años, pero lograr estrenar en salas, incluso con el éxito que le precedió, no ha resultado fácil.

"La primera me costó mucho hacerla porque los productores no veían la necesidad de contar nuestra historia de emigración en tiempos de bonanza. Pero una vez que conseguí un productor, hallar financiación fue relativamente fácil", afirma.

"Esta vez me he encontrado más puertas abiertas, pero tuve la mala suerte de la crisis. Las televisiones se cerraron a cal y canto, no compraban nada, y ese fue un gran obstáculo", finalmente superado, ya que han contado con el apoyo de TVE.

Más cosas han cambiado en la industria entre aquel primer estreno y el actual. "Hemos querido estar en los mismos cines que entonces, pero nos hemos encontrado con que muchos han desaparecido", lamenta el actor, célebre por su Benito de la serie "Manos a la obra".

Aún así, "Dos francos, 40 pesetas" llegará a un centenar de salas, frente a las 194 de su predecesora. "Hoy en día cien salas, no está nada mal", subraya.

Más allá de la industria cinematográfica, la situación del país con respecto a la emigración es también ahora bien distinta.

"Entonces eran tiempos de vacas gordas, éramos la envidia de Europa. Pero la chulería nos ha durado dos siestas y ahora nos encontramos con la realidad prosaica de tener que volver a salir", apunta.

Pese a todo, insiste, la película quiere transmitir un mensaje esperanzador: "Todas las generaciones han pasado por lo mismo y de todo se ha salido. Hemos salido de otras crisis y saldremos de esta", concluye.

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