Chris Marker, el cine documental de un testigo comprometido

  • El cineasta francés Chris Marker, maestro y pionero del cine documental cuyos trabajos de factura poética y etnográfica han influenciado a varias generaciones de directores, ha fallecido a los 91 años dejando para la memoria una prolífica y comprometida producción artística.

París, 30 jul.- El cineasta francés Chris Marker, maestro y pionero del cine documental cuyos trabajos de factura poética y etnográfica han influenciado a varias generaciones de directores, ha fallecido a los 91 años dejando para la memoria una prolífica y comprometida producción artística.

Discreto y reflexivo, Marker era esencialmente un director de cine, pero también un escritor, un poeta, un filósofo, un crítico de cine o un fotógrafo al que la Cinemateca Francesa le atribuye la creación del "documental subjetivo", una forma de cine en el que el texto resulta tan importante o más que la imagen.

"Espíritu curioso, cineasta infatigable, poeta amante de los gatos, videoartista, personaje secreto, inmenso talento. Somos huérfanos de Chris Marker", reaccionaba en Twitter el director del Festival de Cannes, Gilles Jacob, al conocer el deceso de uno de los maestros del cine.

El mundo del celuloide ha perdido una de las miradas más singulares del siglo XX, destacaban en esa misma red social el cineasta Costa Garvas y el crítico Serge Toubiana, directores de la Cinemateca Francesa.

"Gran moralista, Chris Maker tenía la mirad de un etnógrafo comprometido, preocupado por estilizar su escritura cinematográfica", resumían Toubiana y Costa Garvas -que trabajó con Marker- sobre un creador que deja para la posteridad medio centenar de documentales.

Nacido en 1921 en Neuilly-sur-Seine, un elegante municipio colindante a París, y licenciado en Filosofía antes de enrolarse como paracaidista en la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, sus inicios cinematográficos le sirvieron para afilar e internacionalizar su pupila.

A través de trabajos como "Dimanche a Pékin" (1956), "Lettre de Sibérie" (1957) o "Cuba Si" (1961), Marker, militante del Partido Comunista (PC), mostraba en su trabajo sus preocupaciones sociales, aunque no dejaba que sus convicciones enterrasen su mirada crítica.

Esas primeras producciones fueron una forma de politizar aún más su discurso, alineado con las luchas obreras e independentistas, y de fabricar un género documental en el que filtraba la realidad a través de sus propias emociones, como un testigo implicado en los acontecimientos que le rodean.

Fueron los trabajos previos a "La Jetée" una cinta de 28 minutos estrenada en París en 1962 y forjada a base de fotografías en blanco y negro que explora los límites del tiempo y la memoria.

El relato, poético y exigente, se inicia con un hombre que de niño contempló un asesinato no esclarecido. Con saltos en el tiempo y viajes al pasado y al futuro, el protagonista intenta salvar a la humanidad, mientras se involucra en una historia de amor imposible.

"La Jetée", su obra más aclamada, sirvió de inspiración, entre otros, al director Terry Gilliam para rodar "12 monos" en 1995, película para la que contó con Bruce Willis y Brad Pitt, o al músico David Bowie, quien también bebió de las musas de Marker para firmar en 1993 el videoclip de la canción "Jump, They Say".

En 1963 Marker estrenó "Le Joli Mai", una atípica narración en la que a través de la voz del cantante y actor Yves Montand, el cineasta se interroga sobre la guerra de independencia de Argelia, concluida en 1962 a través de los Acuerdos de Evian.

Polémica en su fondo y rompedora en su estética, la investigación documental salpicada de fotos fijas y entrevistas se considera otra de las obras maestras del cineasta de una filmografía en la que se cuentan títulos como la obra colectiva "Loin du Vietnam" (1967), "Le Fond de l'air est rouge" (1977), "Sans Soleil" (1982) o "Chats perchés", su último largometraje, rodado en 2004.

Nacido con el nombre de Christian-François Bouche-Villeneuve y cercano a intelectuales como Alain Resnais, Jorge Semprún, Akira Kurosawa o Patricio Guzmán, con quienes colaboró a lo largo de su extensa carrera, Marker no se conformó con convertirse en una leyenda viva del celuloide.

A pesar de sus nueve décadas de vida, seguía explorando nuevas formas de narración, bien a través de Youtube o gracias a su avatar en el mundo virtual de "Second Life".

"Un cineasta atípico que marcó el cine y renovó profundamente el arte del documental", según el homenaje que le rindió el presidente de Francia, François Hollande, al conocer la noticia de su deceso.

Su muerte coincide con el inicio de los Juegos Olímpicos de Londres, sesenta años después de que Marker rodase "Olympia 52", un alegato antirracista basado en los Juegos que se celebraron entonces en Helsinki.

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