CIENTÍFICOS DE GRANADA Y SEVILLA INVESTIGAN LAS 'CÉLULAS ASESINAS' QUE ATACAN EMBRIONES

Un equipo de investigadores y científicos de la Universidad de Granada han iniciado un proyecto de investigación para detectar las células que atacan embriones en la cavidad uterina y causan infertilidad.
Conocidas como células asesinas naturales (“natural killer cells” en inglés), son células del sistema inmunitario del tipo de los linfocitos, y resultan componentes importantes en la defensa inmunitaria.
Son particularmente útiles para la destrucción de células infectadas, irreversiblemente dañadas y tumorales, de manera que, a pesar de su nombre, pueden salvar la vida humana.
Dirigido por el doctor Jan Tesarik y por el profesor Nicolás Mendoza, el estudio cuenta con la colaboración de expertos de la Clínica Margen de Granada y de la empresa BioAvan I+D+i de Sevilla.
Según Tesarik, “las células asesinas naturales están también presentes en el útero y participan en la reestructuración de los tejidos uterinos durante la anidación del embrión. Sin embargo, apuntó que “hay situaciones en las que estas ‘células asesinas’ cambian de ‘chip’ y atacan los mismos embriones, en lugar de facilitar su anidación".
DE "AMIGAS" A "ENEMIGAS"
Tesarik indicó que este estudio busca conocer “porqué las células amigas de embriones, que preparan el útero para su acogida, se pueden convertir de pronto en enemigas que destruyen los mismos embriones”.
Su hipótesis es que la clave podría estar en unas moléculas reguladoras llamadas citosinas, bajo cuya influencia (o al menos e algunos tipos de éstas), las células asesinas de tumores cambian de diana y actúan como asesinas de embriones.
Por eso, el proyecto tiene como objetivo desarrollar métodos para identificar la expresión de las citocinas responsables de esta transformación. A juicio de Tesarik, las células asesinas pueden ser responsables de la mayoría de fracasos de implantación embrionaria en programas de donación de óvulos cuando no se han detectado anomalías ni en los espermatozoides del hombre ni en la morfología de la cavidad uterina.
En caso de confirmar esta hipótesis, el siguiente paso será la puesta a punto de métodos terapéuticos adecuados para las pacientes.

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