Coronel retirado de Colombia acepta responsabilidad en muerte de 32 civiles

El coronel en retiro Robinson González del Río, recluido por estos hechos en la cárcel de máxima seguridad La Picota, de Bogotá, "aceptó ser coautor material de la muerte de 32 personas en supuestos combates, a las cuales hizo pasar como guerrilleros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)", dijo la Fiscalía en un comunicado.

El reconocimiento de los hechos lo hizo el militar retirado que comandó el batallón contraguerrilla "Mártires de Puerres" -con influencia en el centro-oeste del país-, durante la audiencia de imputación de cargos en su contra en Bogotá.

Ante el Juzgado 4 Penal con función de control de garantías, "el alto mando militar se responsabilizó penalmente de los delitos de homicidio agravado en persona protegida, (...) fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones, y falsedad ideológica en documento público", aseguró la Fiscalía.

González del Río ordenaba la ejecución extrajudicial de civiles para presentarlos como insurgentes muertos en combate a cambio de ascensos y otros beneficios dentro de las Fuerzas Armadas.

Para ello, el coronel retirado contaba con un "reclutador" encargado de buscar ciudadanos con antecedentes judiciales, "y luego daba la orden de fusilarlos", agregó el texto.

Por estos hechos, el militar se enfrenta a un mínimo de 50 años de prisión, aunque la sanción se puede reducir a la mitad "por colaboración a la administración de justicia", agregó la Fiscalía.

González del Río, quien ya colabora con el ente acusador para esclarecer estos crímenes conocidos en Colombia como "falsos positivos", ha implicado en estos delitos a otros altos mandos del Ejército, como a su excomandante, el general retirado Mario Montoya.

En agosto pasado, Montoya fue llamado a interrogatorio por ejecuciones extrajudiciales ante la Fiscalía.

Colombia vive un conflicto armado de más de 50 años en el que han participado guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha, fuerzas militares y bandas narcotraficantes, que ha dejado al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados.

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