Cuatro jóvenes kazajos narran sus experiencias vitales en España

  • Unos 700 kazajos que han viajado de la estepa asiática al Mediterráneo, concretamente a España, se encuentran plenamente integrados y han asimilado las costumbres de nuestro país sin perder las raíces.

Carmen Clara Rodríguez

Madrid, 1 ene.- Unos 700 kazajos que han viajado de la estepa asiática al Mediterráneo, concretamente a España, se encuentran plenamente integrados y han asimilado las costumbres de nuestro país sin perder las raíces.

"En realidad, el mundo es igual, la gente es distinta, pero esa diferencia no es vital", asegura Erzhan Kulibaev, un reputado violinista que llegó a Madrid con una beca para estudiar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Kulibaev, Taurbay, Tartacheva y Bekmurzayev son cuatro jóvenes kazajos que eligieron Madrid como lugar donde formarse, trabajar y conocer otras maneras de vivir.

Darhan Taurbay llegó a la capital de España cuando tenía trece años. Estudia Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid y habla español como si fuera del "foro".

"Mi familia quería que me formara en España. Por eso estudié la secundaría en un internado en Madrid", explica, y asegura que haber cursado el bachillerato en Madrid le facilitó el ingreso en la Universidad Politécnica, donde estudia Arquitectura y forma parte de un grupo de estudiantes internacionales que se comunican en inglés, sin importar la procedencia.

"Estudiar fuera de mi ambiente habitual me ha ayudado a centrar mi objetivo, me concentro más, trabajo con más precisión".

Este joven de 22 años, dice sentirse "en ocasiones kazajo, en otras español".

Respecto a las costumbres, Taurbay destaca la forma de saludarse de los españoles. "Aquí es normal que cuando conoces a una mujer le des dos besos, uno en cada mejilla. En Kazajistán es impensable, incluso si se trata de la novia de tu mejor amigo, cuando te la presentan por primera vez tan sólo le dices cómo te llamas, ni le das la mano".

Este joven kazajo tiene su corazón entre Madrid y Almaty. "La magia de Almaty, con sus montañas protegiendo la ciudad, es algo muy especial. Te atrae como un imán".

Kulibaev es un violinista con numerosos premios internacionales en su currículum que llegó a Madrid hace diez años.

Una beca de la Escuela Superior de Música Reina Sofía permitió que este kazajo, que desde niño apuntaba maneras con el violín, hiciera realidad sus sueños.

"Me gustan ambos países y los quiero por igual. Kazajistán y España me han dado muchísimo: ser lo que soy. En España estudié 10 años gratis con un gran profesor, antes me había formado en mi país".

Este violinista, que ha tocado con las principales orquestas sinfónicas de distintos países, se considera ciudadano del mundo, porque su profesión le ha permitido viajar mucho y llegar a la conclusión de que "el mundo es igual".

"El mundo es un gran Kazajistán; la gente es diferente, pero la diferencia no es vital; los intereses de los humanos son prácticamente los mismos en cada país", resume.

Tatiana Tartacheva, de 24 años, vino a España atraída por las carreras de Fórmula 1 y por el piloto Fernando Alonso. "Desde pequeña me interesó España -confiesa-; quería visitar este país y vivir en él".

Pisó suelo español por primera vez a los 22 años para cursar un máster en Economía y Gestión de la Innovación. De España, según dice, le gusta la naturaleza: "Puedes salir de Madrid y en pocos kilómetros encontrarte en plena naturaleza, en mi ciudad no sucede eso", asegura

Respecto a la diferencia de costumbres, Tartacheva resalta la edad para contraer matrimonio, ya que mientras en su país la gente se casa a los 20 ó 25 años como mucho, en España la edad se retrasa hasta los 35 y 40 años.

El periodista de la agencia de noticias Kazinform Berik Bekmurzayev se asentó en Madrid hace meses para contar la realidad de España, de la que admira especialmente su arquitectura.

"Disfruto contemplando la belleza de los edificios antiguos. En mi país los mongoles los destruyeron, los de más solera pertenecen a la época soviética", explica, y apunta que otra diferencia entre Kazajistán y España es la forma de alimentarse.

"Es distinta en ambos países. Nosotros consumimos mucha carne, en España la verdura y el pescado son parte importante de la dieta".

El periodista achaca la diferencia de alimentación al clima: el frío hace consumir proteínas e impide cultivar las huertas. Las verduras en Kazajistán proceden de China, Polonia y Rusia y eso encarece el precio.

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