Cuatro Vientos no duerme en preparación de la jornada final

  • La base aérea de Cuatro Vientos pasa la noche dividida entre cientos de miles de jóvenes que descansan alineados dentro en sus sacos de dormir para recuperar fuerzas y miles de voluntarios, policías y periodistas que se preparan para la gran misa de fin de la JMJ.

Madrid, 21 ago.- La base aérea de Cuatro Vientos pasa la noche dividida entre cientos de miles de jóvenes que descansan alineados dentro en sus sacos de dormir para recuperar fuerzas y miles de voluntarios, policías y periodistas que se preparan para la gran misa de fin de la JMJ.

A primera vista parece que los durmientes lo ocupan todo, incluidos los carriles de separación entre parcelas, el interior de las carpas de reparto de comida, bares, venta de souvernirs y capillas de adoración.

Pero la actividad no cesa.

Una larguísima fila doble de voluntarios se afanan en descargar de un camión las 120 cajas de sotanas para los 14.000 curas que mañana oficiarán la misa junto a Benedicto XVI, mientras otro equipo alinea las sillas de la zona de autoridades y retira la basura de los invitados a la vigilia, y otro más prepara el inmenso altar.

En la zona de durmientes, cadenas humanas formadas por voluntarios se esfuerzan por contener a los miles de peregrinos que siguen dando vueltas por la base y de convencerles de que dejen los carriles libres si quieren que mañana circule el "papamovil".

Al fondo, a más un kilómetro de distancia del altar principal, un equipo de técnicos desmonta la enorme estructura de entrada que el viento de la tarde ha tumbado y retira las lonas de varias carpas pequeñas destrozadas por el vendaval.

También los bomberos hacen horas extra: un equipo de ellos va pasando de carpa en carpa comprobando que el viento no ha dañado la estructura y que siguen siendo seguras.

En las carpas de prensa, más de cien periodistas pasan la noche durmiendo en el suelo entre cámaras de televisión, cables y ordenadores.

Y entre medias de todo el trajín, numerosos sacerdotes escuchan la confesión de peregrinos en cualquier esquina, mientras otros muchos se recogen en oración bien en las capillas preparadas a tal efecto, bien sentados entre la masa de durmientes.

La noche será corta. A las 9 comienza la misa con el papa y los primeros peregrinos que lleguen en busca de sitio se esperan a partir de las 05:00, y más sabiendo que los huecos escasean en esta base del tamaño de 48 campos de fútbol.

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