Ébola. El gobierno adquiere material para el personal sanitario que combate al virus por más de 600.000 euros


El Consejo de Ministros aprobó este viernes un acuerdo por el que se toma razón del suministro de material sanitario para el personal encargado del tratamiento contra el ébola, por importe de 674.077,53 euros con destino a la Dirección de Sanidad del Ejército de Tierra.
Con esta modificación presupuestaria se pretende reforzar el equipamiento del Ejército de Tierra. En concreto, la intención es continuar la formación en la Escuela Nacional de Sanidad y adquirir cámaras de aislamiento individuales y para ambulancias, equipos de protección individual, bolsas de residuos, material de desinfección, termómetros, material para actividades formativas a organismos civiles, equipos y material para prácticas.
Tras el contagio por ébola de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, el Ejército de Tierra decidió desarrollar, a través de su Brigada Sanitaria (Brisan) unos cursos de formación para combatir el virus centrados en el correcto uso del Equipo de Protección Individual (EPI) y en el trabajo con esta enfermedad.
Según indicaron a Servimedia fuentes militares, en los cursos, que tuvieron lugar durante el tercer trimestre de 2014, participaron 1.150 alumnos entre sanitarios y personal civil y militar.
Estos alumnos fueron formados por un oficial director del curso, seis enfermeros jefes de equipo y 30 militares de tropa instructores.
Al mismo tiempo, se desarrolló un protocolo para ponerse y quitarse el EPI para evitar el contagio del virus que requiere de 45 pasos con el fin de que se garantice la seguridad.
Para ponerse correctamente el EPI hay que seguir 23 pasos. Seis de ellos, antes de tocar el traje, que pasan por quitarse el reloj y los anillos, o lavar las manos con agua y lejía. El resto de los 17 de pasos comienzan con la colocación de las perneras impermeables y concluye con la confirmación de que no se deja ninguna zona expuesta.
CON EL ENFERMO
A la hora de trabajar con el traje aislante, el protocolo elaborado por la Brigada de Sanidad del Ejército establece que “lo ideal” es entrar en la habitación por parejas y turnándose en la asistencia y vigilancia, de forma que “uno vigila al otro”. Recuerda que el traje ya “protege y aísla”, por lo que hay que tratar al enfermo con normalidad.
Antes de tocar cualquier equipo o mobiliario después de tocar al paciente, el protocolo pide retirar la tercera capa de guantes y poner unos nuevos.
En caso de mancha (vómito, orina...), se pide que se limpie con una toallita empapada en solución “desinfectante”, empleando “una toalla por pasada”.
Al término del tratamiento se deben retirar la bata y los guantes empleados en el tratamiento con el enfermo, antes de empezar el procedimiento de retirada del equipo de protección individual.
RETIRADA
En el documento, al que ha tenido acceso Servimedia, se contempla que para la salida de la habitación lo ideal debería ser hacerlo por un lado diferente al de entrada. “Antes de iniciar la fase de retirada del equipo debemos limpiar los guantes exteriores del EPI” con solución desinfectante, indica. Después llega el turno de quitar las perneras impermeables exteriores, si bien nada más terminar hay que volver a lavar los guantes.
Para salir de la habitación, “si la puerta no tiene apertura automatizada podemos empuñar la manivela cubriéndola con las toallitas empapadas que hemos guardado y que echaremos al contenedor exterior una vez fuera”, agrega el documento.
Una vez fuera de la habitación, comienzan los 22 pasos para la retirada correcta del EPI con el fin de evitar el contagio. El protocolo establece continuos lavados de manos y un seguimiento determinado que debe realizarse con tranquilidad. Una vez quitado todo el equipo, hay que dirigirse “inmediatamente” a darse una ducha higiénica completa con cambio de trabajo y calzado.
Para que se considere que el procedimiento seguido ha sido correcto, la persona que usa el traje va a la vez completando una lista de verificación. Este examen se lo realiza un supervisor con el objetivo de asegurar que no hay ningún riesgo de contagio.

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