El desalojo de un colegio ocupado por inmigrantes mantiene en vilo a Berlín

Berlín, 29 jun.- El desalojo fallido de un colegio ocupado desde hace un año y medio por inmigrantes y peticionarios de asilo mantiene en vilo al popular barrio de Kreuzberg en Berlín, donde un importante operativo policial vigila el edificio y a las cerca de cuarenta personas que se niegan a abandonar su azotea.

El desalojo comenzó el martes, cuando alrededor de 200 personas aceptaron voluntariamente dejar la escuela y trasladarse a las residencias que les habían ofrecido las autoridades locales tras largas negociaciones.

Pero cuarenta inquilinos rechazaron la propuesta y se hicieron fuertes en la azotea, desde donde amenazan con prenderse fuego e incluso saltar al vacío si la policía, que desplegó 900 efectivos ese día, opta por un desalojo por la fuerza.

Los agentes mantienen rodeada desde el martes la manzana en la que se encuentra el edificio del colegio e impiden acercarse a los vecinos, curiosos y periodistas.

La escuela Gerhart-Hauptmann fue ocupada a finales de 2012 por un grupo de refugiados y peticionarios de asilo que reclamaban su derecho a permanecer en suelo alemán y, a lo largo de los meses, fue recibiendo nuevos habitantes, desde sin techo hasta familias rumanas al completo.

La responsable del distrito de Kreuzberg, Monika Hermann, del partido de Los Verdes, transigió durante meses ante la ocupación, pero comenzaron a registrarse graves problemas y en abril un inmigrante murió apuñalado en una pelea con otro de los ocupantes del colegio.

Las autoridades decidieron entonces tomar cartas en el asunto, pero la operación el martes no concluyó con el éxito esperado y desde entonces se suceden ante el edificio concentraciones de solidaridad con los inmigrantes.

Ayer noche alrededor de 3.000 personas recorrieron los alrededores de la escuela en apoyo a los ocupantes ante la vigilancia de cerca de 500 agentes de policía.

"Anarquía en Berlín", titula hoy el diario sensacionalista Bild su reportaje sobre la situación en el barrio de Kreuzberg, que acoge desde hace décadas a miles de extranjeros.

Hermann es consciente de que las autoridades del distrito perderán pronto el control sobre la situación y que se harán cargo de ella directamente la policía y la ciudad-estado de Berlín, aunque por el momento todas las partes mantienen la cautela.