El dramático viaje en la frontera serbio-croata: "Los niños rezan por si les toca morir hoy"

    • Rand, 30 años y de Damasco, salió de Siria hace un mes, harta de ver morir a niños y ancianos delante de sus ojos. Viaja con dos pequeños queven la guerra en Siria como algo mejor que este viaje en el que atraviesan el mar y los Balcanes para llegar a Europa.
    • Miles de refugiados y migrantessufrenbloqueos en las proximidades de los pasos fronterizos de Hungría, Croacia, Serbia o Eslovenia, debido a los continuos cierres de fronteras
Miles de refugiados y migrantes sufren bloqueos en las proximidades de los pasos fronterizos de Hungría, Croacia, Serbia o Eslovenia, debido a los continuos cierres de fronteras
Miles de refugiados y migrantes sufren bloqueos en las proximidades de los pasos fronterizos de Hungría, Croacia, Serbia o Eslovenia, debido a los continuos cierres de fronteras

"Un día, mientras pasaba caminando cerca de una escuela, una enorme bomba cayó de repente sobre ella. Vi morir a tres niños delante de mis ojos. Me dije: "Basta, se acabó". No quería irme de mi país, pero después de cinco años de guerra y de ver ese tipo de cosas, decidí que ya era suficiente. Hace un mes que salí de Damasco y, tras dos semanas en Líbano, compré un billete para Turquía.

Rand tiene 30 años y es originaria de Damasco. Llevó a dos niños que viajaban con él a la clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Bapska, en la frontera entre Serbia y Croacia, el 27 de septiembre de 2015. Julie, de dos años, estaba resfriada, y Brahim, de ocho años, se había caído de su monopatín en Siria y se había cortado un labio, por lo que necesitaba que los médicos le revisaran los puntos de sutura.

"Estoy viajando con un grupo en el que están varios amigos de mis padres. Llevamos a tres niños con nosotros, incluyendo a Julie y a Brahim. Es muy duro para ellos, no entienden lo que pasa y siempre están aterrorizados. Dicen cosas como: "¿Crees que vendrá la policía para llevarnos a la cárcel?". También preguntan si van a morir. Tienen miedo de cualquiera que lleve un arma o se vista con ropas militares. Si oyen cualquier ruido se sobresaltan y nosotros tratamos de calmarles recordándoles que ya no estamos en Siria y que están a salvo. Yo no tengo hijos propios, y doy gracias a Dios por no haber tenido que traer a un hijo en este viaje. No podría soportar ver a un hijo mío sentado al borde de la carretera, y con necesidad de comida, calor o descanso y no poder proporcionarle ninguna de esas cosas". exlplica la joven siria.El viaje en barco desde Turquía fue uno de los momentos más aterradores para los niños

Lloraron todo el tiempo. Empezaron a rezar y nos dijeron que lo estaban haciendo para asegurarse de que irían al cielo si morían. Lloraron durante gran parte del día de ayer. Cuando cruzamos la frontera, ayer por la noche eran alrededor de las once y media de la noche. Ahí tuvimos que caminar por una carretera entre campos de cultivo. Estaba muy oscuro y para los niños era difícil caminar. Cuando está mojado, lloran, se resbalan y se caen.

Dormimos en una tienda de campaña que nos dio el ejército. No había comida, ni agua ni luz. Pedimos mantas para los bebés y aunque los soldados fueron muy amables, nos dijeron que no tenían nada. Había un campo no muy lejos de allí, pero no podíamos caminar más porque los niños tenían hambre y estaban llorando. Se te rompe el corazón cuando les ves así.

Simplemente no entienden lo que está pasando. Ellos dicen, 'Siria estaba bien, queremos volver a casa, a nuestras propias camas, con nuestras almohadas. Para que te hagas una idea del grado de miedo que tienen, todos ellos ven la guerra como algo mejor que este viaje. No entienden que vamos a un país en el que estarán a salvo.

Estoy tratando de llegar a Holanda, donde tengo algunos amigos. Lo primero que quiero hacer es servir de traductora voluntaria porque hablo bien Inglés, allí en Damasco daba clases de inglés a los estudiantes. Mi sueño es traducir una novela del inglés al árabe. Mi padre enseñaba árabe a los estudiantes extranjeros y es escritor, así que heredé ese gen de él.

Trabajaría encantada como cocinera o como limpiadora, haré lo que sea. Y entonces, empezaré una nueva vida. Quiero tener amigos, un novio, y ser capaz de hacer las cosas que cualquier persona normal de 30 años quiere hacer. Quiero vivir en un país donde el gobierno te trate como a un ser humano, donde puedas votar, donde tengas una voz. Quiero saber lo que se siente viviendo así.Miles de personas siguen varadas en los pasos fronterizas

Miles de refugiados y migrantessufrenbloqueos en las proximidades de los pasos fronterizos de Hungría, Croacia, Serbia o Eslovenia, debido a los continuos cierres de fronteras y también a las limitaciones que han impuesto algunos de estos países.En estos lugares, refugiados y migrantes se ven expuestos a situaciones que suponen una verdadera amenaza para su salud, ya que no les están proporcionando unos mínimos básicos de asistencia y cobijo. A menos que se pongan en marcha urgentemente medidas de protección, miles de personas, entre las que se encuentran mujeres embarazadas, niños pequeños y personas mayores, quedaránexpuestas este próximo invierno a unas condiciones de vida extremadamente difíciles.

"Durante lasúltimas semanas hemos atendido a niños muy pequeños con síntomas de hipotermia", afirma el Dr.Alberto Martínez Polis, coordinador médico de MSF en Serbia. "Han estado haciendo cola durante horas, a la intemperie, empapados y tiritando. No tenían ningún lugar para calentarse, secarse o cambiarse de ropa".

"El número de personas que pasan cada día de Macedonia a Serbia es mucho mayor que el número de lugares acondicionados para recibirlos. Si se siguen produciendo bloqueos o retrasos, miles de personas quedarán de nuevo atrapadas.A menos que veamos un incremento de los servicios, existe la amenaza real de que miles de personas se expongan a condiciones potencialmente mortales durante este invierno", Stephane Moissaing, coordinador general de MSF en Serbia.

John Engedal Nissen, responsabe de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, explica por teléfono a www.lainformacion.com que en los últimos cinco días han llegado hasta 20.000 personas a la frontera serbiocroata. " Llegan muy cansados del viaje", asegura. En la frontera hay al menos cinco tiendas en las que les ofrecen asistencia humanitaria, comida, agua y alimentos calientes. Entre las miles de personas que llegan, hay muchas familias, incluidas mujeres embarazadas, niños y ancianos.



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