El escepticismo ronda el proceso de paz con las FARC tras un año de diálogos

  • El optimismo que despertó entre los colombianos el inicio de un proceso de paz con el grupo guerrillero FARC ha comenzado a enfriarse por la falta de acuerdos al cabo de casi un año de negociaciones en Cuba en las que sólo se ha avanzado en el primero de los cinco puntos de la agenda.

Jaime Ortega Carrascal

Bogotá, 23 oct.- El optimismo que despertó entre los colombianos el inicio de un proceso de paz con el grupo guerrillero FARC ha comenzado a enfriarse por la falta de acuerdos al cabo de casi un año de negociaciones en Cuba en las que sólo se ha avanzado en el primero de los cinco puntos de la agenda.

Los delegados del Gobierno y la guerrilla reanudaron este miércoles en La Habana la decimosexta ronda de diálogos centrados en el punto de participación política en medio del escepticismo de buena parte de los colombianos que esperaban una negociación más expedita y que casi a diario asisten a un intercambio de recriminaciones de las partes.

De la decepción por el ritmo de los diálogos no escapa ni el presidente Juan Manuel Santos, un convencido de que es hora de que el país ponga fin a medio siglo de conflicto armado, quien el pasado sábado, en su intervención en la Cumbre Iberoamericana en Panamá, reconoció que aunque "las discusiones van por buen camino", no se ha avanzado con la velocidad que le hubiera gustado.

"Yo pensé que en un año podíamos terminar los puntos de la agenda que convinimos. No ha sido así, pero sí estamos evacuando los puntos y estamos avanzando", manifestó el presidente en la primera declaración pública en la que reconoció que no se firmará el fin del conflicto antes del 10 de noviembre, como era su deseo.

Desde que comenzaron los diálogos, en noviembre de 2012 en la capital cubana, Santos advirtió de que la negociación sería de meses y no de años, lo que llevó a buena parte de los colombianos a pensar que el fin de cincuenta años de conflicto estaba a la vuelta de la esquina y ahora se sienten defraudados con los resultados obtenidos en estos once meses de diálogos.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los delegados de las FARC, que han pasado la mitad de su vida en las selvas, manejan unos tiempos diferentes a los del Gobierno, que a pesar de haber llegado a la mesa de diálogo fortalecido por los golpes militares a esa guerrilla, no ha conseguido imprimir a las conversaciones una dinámica de resultados que permitan llegar a un acuerdo en los cinco puntos de la agenda.

Hasta ahora el único resultado concreto es un acuerdo preliminar sobre tierras y desarrollo rural, anunciado el pasado 25 de mayo, pero desde entonces las partes están enredadas en el espinoso punto dos de la agenda, sobre participación política.

El Gobierno acusa a las FARC de dilatar el proceso y esta guerrilla responde, como lo hizo hoy el negociador Jesús Emilio Carvajalino, alias "Andrés París", con el discurso de que existen "construcciones mediáticas en Colombia" que pretenden mostrarlos como si fuesen una "tortuga", en un intento de pasar la pelota al campo del Gobierno.

El escepticismo por la falta de resultados se acentúa por la proximidad del proceso electoral en el que estará inmerso el país en el primer semestre de 2014, con elecciones legislativas el 9 de marzo y presidenciales el 25 de mayo, motivo por el cual el presidente quería firmar un acuerdo antes de finalizar este año para evitar que la negociación sea "contaminada" por las disputas políticas.

"Le corresponde a la sociedad blindar el proceso porque será inevitable que caiga en manos de los políticos en la campaña", dijo a Efe una fuente cercana a las negociaciones, que considera que aunque a muchos colombianos les parezca que se ha avanzado poco, negociar con las FARC no es tarea fácil.

En vista de que el tiempo corre en contra y de que no se llegará a un acuerdo antes de las elecciones, es innegable que la negociación de paz terminará convertida en tema de campaña, que es justamente lo que el Gobierno quería evitar.

En una reciente reunión con políticos de su Partido de la U, Santos les hizo una consulta informal sobre si se debía suspender temporalmente o continuar las conversaciones de La Habana durante el proceso electoral y la respuesta mayoritaria fue a favor de la continuación, resultado que, según analistas, refleja el temor de que una interrupción programada acabe convertida en una ruptura definitiva del proceso.

Conscientes de los riesgos que se corren, el Gobierno y las FARC han dejado ver en sus últimas declaraciones que es necesario acelerar las negociaciones, si no para llegar a un acuerdo de fin del conflicto antes de las elecciones, por lo menos para mostrar algún resultado más que tranquilice a la opinión pública y quite hierro a los argumentos de quienes se oponen a los diálogos.

"El propósito del Gobierno colombiano, el propósito mío, es convencer a la contraparte de acelerar el proceso", dijo recientemente Santos, mientras que alias "Andrés París" afirmó este miércoles en La Habana que la guerrilla llega al nuevo ciclo de diálogos con una "renovada voluntad de avanzar".

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