El escritor Éric Marchal disecciona el siglo XVII de la mano de un cirujano

  • El farmacéutico francés Éric Marchal se inició en la escritura hace cinco años con una saga ambientada en la Segunda Guerra Mundial, pero el favor de los lectores lo ha obtenido con la epopeya "El sol bajo la seda", donde disecciona el siglo XVII de la mano de un cirujano ambulante de la región francesa de Lorena.

Irene Dalmases

Barcelona (España), 23 feb.- El farmacéutico francés Éric Marchal se inició en la escritura hace cinco años con una saga ambientada en la Segunda Guerra Mundial, pero el favor de los lectores lo ha obtenido con la epopeya "El sol bajo la seda", donde disecciona el siglo XVII de la mano de un cirujano ambulante de la región francesa de Lorena.

En una entrevista con Efe en Barcelona, el escritor, natural de la ciudad de Metz, reconoce que desde siempre es un apasionado de la historia de la medicina y en el caso de esta novela "el tema vino impuesto por la época, porque fue en ese momento cuando cirujanos y médicos tuvieron una guerra sobre las disciplinas que practicaban".

Marchal comenta que hasta entonces, los cirujanos "eran solo los ejecutantes, una especie de criados de los médicos, sin estudios universitarios y de una clase social inferior, que incluso simultaneaban dos trabajos, pudiendo ser vinateros o vaqueros".

En "El sol bajo la seda" (Grijalbo) sigue la peripecia de Nicolas Déuret, un joven cirujano ambulante, quien acaba en prisión después de intervenir quirúrgicamente al gobernador de su región, que fallece, y que, tras escapar de la cárcel, desarrollará sus habilidades en el campo de batalla, en tierras húngaras, junto al duque de Lorena.

Documentándose durante meses, explica el novelista que este personaje lo compone a partir de los muchos papeles y crónicas de la época que han pasado por sus manos y quiere ser la representación "de los cirujanos, unas personas que consiguieron hacer progresar su arte en un terreno hostil".

En este punto, asevera que el libro es, asimismo, un homenaje "al espíritu pionero, muy generalizado entre los cirujanos".

Éric Marchal agrega que todo lo que aparece relacionado con la medicina en el texto es cierto, aunque el lector arrugue la nariz cuando se describe el uso de boñigas para curas o de miel en los recién nacidos.

Al lado de estos tratamientos, destaca, había quien optaba, como todavía ocurre ahora, por ungüentos o elixires elaborados a partir de plantas.

Por otra parte, indica que se conservan de ese momento unos buenos tratados de anatomía, puesto que "cirujanos y artistas se asociaron y se dibujó con gran precisión todo lo que aparecía al abrir un cuerpo humano, lo que, en cierta medida, contribuyó mucho al progreso de la ciencia".

Preguntado por el título, "El sol bajo la seda", rememora que fue por esa época cuando el inglés William Harvey describió correctamente la circulación de la sangre por el cuerpo a través del bombeo del corazón. "Se creía -continúa- que el calor del corazón, al que se veía como un sol, impulsaba la sangre bajo la piel, vista por el cirujano como una seda frágil".

Aunque en Francia hay lectores que le piden que continúe la historia, Marchal no es partidario de las secuelas "porque suelen ser decepcionantes", por lo que ya ha escrito otra novela que se titula "La part de l'aube" y está trabajando en un nuevo manuscrito, del que no avanza mucho, aunque deja caer que la trama transcurrirá en el siglo XIX, entre Francia y la andaluza Granada.

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