El fiscal de menores del supremo llama a "poner límites" al uso de internet


El fiscal de Sala coordinador de Menores del Tribunal Supremo, Javier Huete Nogueras, asegura que la única manera de atajar los delitos cometidos por menores en Internet es “la educación” y el compromiso de los padres: “Hay que empezar a decir que no y poner límites. Hay que decir que el mundo no se construye sólo con derechos, sino con responsabilidades y obligaciones”.
En una entrevista con Servimedia, Huete, que se ocupa de los casos que afectan a los menores de más de 14 años, señaló que “es fácil que el menor cometa hechos delictivos en Internet porque no está formado” y a veces se convierte en distribuidor de imágenes o informaciones vejatorias para otros.
Los jóvenes y adolescentes, explicó, “viven en un entorno digital. Su popularidad depende de tener muchos amigos en la Red y muchas veces el que rebota fotos o imágenes no es consciente de la lesión que está produciendo a la víctima, porque aún no está formado en eso”.
El instrumento adecuado para prevenir este problema es la educación, según el fiscal. “Tenemos unos jóvenes y unos niños a los que todavía no se les ha dicho que no, y hay que aprender a decir que no. Los padres tienen que aprender a decir a los niños que no en alguna ocasión”, opinó.
Según el fiscal responsable de Menores del Tribunal Supremo “no se le puede decir a un menor permanentemente 'tienes derechos, tienes derechos, tienes derechos'. Hay que decirles 'tienes derechos y, si quieres ejercerlos, tienes también obligaciones y responsabilidades'”.
En esa tarea, dijo, “la responsabilidad de los padres es evidente”. Huete se pregunta si “es normal que un niño de diez años disponga de un smartphone con conexión de tarifa plana a Internet”.
“Pues a lo mejor no”, respondió el fiscal, quien abogó por “empezar a decir 'no', a poner límites razonándolo, sin violencia. Hay que empezar a decir que el mundo no se construye sólo con derechos, sino con asunción de responsabilidades y obligaciones”.
AMENAZA YIHADISTA
Sobre el auge del fenómeno yihadista entre menores musulmanes, Huete aseguró que prevención “no es un asunto en absoluto fácil, porque muchas veces es el entorno familiar el que propicia el acercamiento a posiciones radicales, aunque en otras ocasiones el adoctrinamiento llega a través de las redes y eso es más difícil de controlar”.
A su juicio, en esta situación tan compleja, “la formación es esencial para eliminar cualquier tipo de conducta extrema. Hay que formar en valores, que a veces chocan con las convicciones de la familia”.
“El problema es de formación”, insistió, tras recordar que ya ha habido dos menores que tras pasar por la Audiencia Nacional al ser detenidos por su relación con redes yihadistas, han sido enviados a centros de reeducación especializados.
“Las medidas de reeducación pueden tener efecto, aunque aún no tenemos una valoración de la efectividad que han podido tener”, reconoció. Sin embargo, es esencial “ayudar al entorno a asumir esos valores constitucionales que son los que nos hacen vivir en libertad”. “El extremismo se cura con formación”, concluyó el fiscal de Menores del Supremo.
LEY DEL MENOR
En relación al ataque del niño de 13 años en el instituto Joan Fuster de Barcelona, donde un profesor resultó muerto y otros dos heridos, al igual que dos alumnos, el representante del ministerio público dijo que reformas como las que se reclaman para poder imputar a los mayores de 12 años no se pueden abordar en caliente, sino que hay que realizarlas de manera meditada.
En sus declaraciones, Huete Nogueras defendió que las reformas en la Ley del Menor hay que “hacerlas con muchísimo tiempo y después de un estudio muy a fondo de las razones de esa modificación. No es bueno plantearse reformas motivadas por un hecho puntual”.
Desde Europa, señaló el fiscal, todas las recomendaciones apuntan los beneficios de mantener la edad penal en los 14 años, y que aquellos países que la tengan por debajo la eleven hasta ese umbral.
Destacó, además, que en la última reforma del Código Penal se ha aumentado la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales de los 13 a los 16 años, y esa medida indica “una tendencia”, por lo que Huete considera “un contrasentido” que se platee ahora una rebaja de la edad penal.
“Si se actúa al calor de hechos puntuales, por graves que sean, ¿qué va a pasar? ¿Que cuando un menor de diez años realice un acto grave nos plantearemos juzgar a los menores de siete? ¿Nos plantearemos tratar a todos los menores como adultos?... Mi opinión que es que debe quedarse en los 14 años”, concluyó.
De igual modo, el fiscal de Menores del Supremo recordó que las medidas de reeducación que se decretan para los que tienen menos de 18 años tienen por objeto “la rehabilitación del menor” y sólo si ese objetivo no se consigue se podría plantear el cumplimiento de la sanción en un centro penitenciario a partir de la mayoría de edad.

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