Madrid, 21 ago.- Tras pasar toda la noche en vigilia, una multitud de jóvenes católicos asiste a la misa oficiada por el papa Benedicto XVI, con la que cierra la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y en la que, debido a los efectos de la tormenta que descargó ayer sobre Madrid, no se podrá comulgar.
El fuerte viento que acompañó a la lluvia en el momento de la adoración destrozó las capillas que albergaban 600.000 hostias para el sacramento de la comunión, por lo que se optó por retirarlas, realizar "una comunión espiritual", informó hoy la organización de la JMJ.
Tras ser recibido por los Reyes de España en la base aérea de Cuatro Vientos, Benedicto XVI saludó a los asistentes a la misa que concelebra con miles de sacerdotes.
La misa de clausura de la JMJ se denomina también "Eucaristía de Envío" porque, tras ella, comienza la misión de los jóvenes que han asistido a estas jornadas en sus países de origen.
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