El rancho de Waco reverdece en el 20 aniversario de la masacre

  • Entre explotaciones ganaderas, el tristemente célebre rancho Monte Carmelo, cerca de Waco, en Texas, resurge de sus cenizas 20 años después de la masacre de la secta de los davidianos convertido una vez más en un campo de cultivo para una fe mesiánica.

Fernando Mexía

Waco (EE.UU.), 20 abr.- Entre explotaciones ganaderas, el tristemente célebre rancho Monte Carmelo, cerca de Waco, en Texas, resurge de sus cenizas 20 años después de la masacre de la secta de los davidianos convertido una vez más en un campo de cultivo para una fe mesiánica.

Ese mismo terreno ahora reverdecido fue pasto de las llamas el 19 de abril de 1993 cuando equipos de asalto de EE.UU. tomaron por la fuerza el complejo donde se había atrincherado David Koresh junto a un grupo de sus fieles fuertemente armados.

La operación, televisada en directo, concluyó en un incendio en el que resultaron calcinados 76 davidianos (19 hombres, 34 mujeres y 23 niños), a los que se sumaron 4 muertos más en escarceos anteriores con la policía.

La matanza dejó marcados como peligrosos a los miembros de ese culto escindido de la iglesia Adventista del Séptimo Día en 1934, y puso en evidencia la falta de criterio de los mandos del FBI y otras autoridades federales por no prever las consecuencias dramáticas de su intervención.

Una investigación posterior determinó que el fuego había sido provocado por Koresh, autoproclamado Mesías, y los suyos para hacer realidad el final apocalíptico que estaban buscando.

Hoy apenas quedan vestigios ruinosos de aquel fortín. El otrora refugio subterráneo es una charca de patos, la piscina un agujero de cemento abandonado. Sobre los cimientos de la antigua residencia se levanta ahora un edificio multiusos, que sirve tanto para el culto como para recibir a los turistas.

El entusiasta Simeon Laville, uno de los seis residentes permanentes en el rancho, hace las veces de guía y reparte folletos en los que se justifica lo ocurrido en 1993 como el cumplimiento de una profecía recogida en los escritos bíblicos del libro de Ezequiel.

El rostro de Koresh cuelga enmarcado en una de las paredes y su nombre (el original: Vernon Wayne Howell) también resplandece en el monumento de piedra situado a la entrada de la finca de 30 hectáreas dedicado a honrar la memoria de quienes perecieron en la masacre.

"Era un profeta", dijo a Efe el pastor Charles J. Pace quien desde 2006 es el gestor y padre espiritual de una renovada congregación formada por 35 feligreses denominada La Rama (The Branch, The Lord our Righteousness) y que trata de recuperar la raíz del movimiento davidiano.

Pace recordó sus conversaciones con Koresh en 1984, cuando le negó su divinidad y le advirtió de que si seguía por ese camino caería sobre él la ira de Dios.

"Él básicamente estuvo de acuerdo conmigo", explicó Pace quien decidió abandonar el rancho por entender que estaba dirigido por "apóstatas".

No fue hasta la tragedia de 1993 que las cosas cobraron sentido para él. "Todo estaba orquestado por Dios", indicó el pastor, que consideró a Koresh un instrumento divino empleado para regenerar la fe y erradicar el pecado.

Pace predicó el mensaje davidiano en Alabama antes de regresar a Monte Carmelo, donde vislumbra el florecimiento de una comunidad de fieles tras los 20 años del fallecimiento de Koresh.

"Incluso este aniversario fue profetizado, que la verdad sobre lo que pasó entonces sería transmitida a todo el mundo, que la gente empezaría a entenderlo", indicó el pastor, que pasó la jornada atendiendo a periodistas de diversos rincones del planeta que pasaron por el condado de McLennan estos días para cubrir la explosión en la planta de fertilizantes del vecino pueblo de West.

"Eso ha sido el trabajo de Dios, la providencia. Unos días antes del aniversario hay un gran incendio por esta zona otra vez", apuntó.

Fueron precisamente esos acontecimientos los que motivaron al joven Michael Allison y sus amigos, todos estudiantes en Waco, a desplazarse hasta el rancho por primera vez en su vida.

"Nos hicieron pensar en las vidas perdidas y en la que tenemos, lo preciosa que es y que no podemos creer que es algo seguro", comentó Allison, que se marchó satisfecho de su visita aunque echó en falta más fotos del Monte Carmelo de la era Koresh.

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