El sultán no la indulta

La historia de la española de 21 años condenada a cadena perpetua en Omán

Fátima Ofkir lleva en prisión desde los 18 años después de que la policía encontrara ocho kilos de morfina en su habitación de un hotel. Su familia pide que la extraditen y cumpla la pena en España. 

Fátima Ofkir
Fátima Ofkir
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La madre de Fátima Ofkir no dejará de luchar hasta conseguir que su hija de 21 años deje de ser la presa española más joven en una cárcel de un país extranjero. Fue detenida en Omán hace dos años por tráfico de morfina. Una sentencia firme la condenó a cadena perpetua y lleva más de dos años cumpliendo la pena en la prisión de mujeres de Mascate, donde nadie habla su idioma, solo puede llamar a su madre pocos minutos cada quince días, está obligada a llevar el velo integral -el niqab, que solo deja al descubierto los ojos- y debe rezar cinco veces al día. "Por favor, sácame de aquí", es lo que escucha su madre, Rosario Reyes, cada vez que logra contactar con esta joven de L'Hospitalet (Barcelona), cuyo nombre no ha aparecido en el listado de los 118 presos extranjeros a los que el sultán Haitham bin Tareq al Said acaba de indultar. Un tropiezo más en esta oscura historia que empieza cuando, con 18 años, fue captada por una red de narcotraficantes en España.  

Los hechos que relata la bogada que la defiende desde el 20 de noviembre,  Mónica Santiago, a La Información empiezan una noche de agosto de 2018 en la que Fátima decide por voluntad propia viajar a Omán con una misión: recoger droga. Cuando llega al país se hospeda en un hotel. En el armario de su habitación hay un paquete con siete kilos de morfina. La letrada del bufete Vosseler Abogados puntualiza aquí que en el preciso instante en el que Fátima es consciente de lo que tiene que hacer "se arrepiente" y escribe mensajes a su contacto en España para decirle que "lo deja". Esa persona le pide que no se separe del cargamento y que espere hasta que envíe un contacto. Horas después, la policía omaní irrumpe en la habitación

"Fátima está dormida" cuando llegan los agentes y ella misma "señala que en el armario hay un paquete del que no se quiere hacer cargo ni es responsable". Ahí empieza a ser la protagonista de su particular 'Expreso de medianoche' y la lucha de su madre por extraditar a una joven que llegó a ser la primera presidenta del Consell Nacional dels Infants i els Adolescents de Catalunya antes de caer en "una espiral destructiva que culmina con ese viaje". De nada le sirvieron los mensajes de arrepentimiento que envió a su contacto en España, en lo que confesaba que no llevaría a cabo su 'misión'. "Me voy a marchar de la habitación. Voy a dejar esa mercancía  y no voy a hacer eso", escribió.

Su abogada cree que parte de esos mensajes también pudieron complicar su situación una vez ya detenida. Por el hecho de referirse de forma indirecta a un supuesto superior de su contacto -refiriéndose a él como "dile a tu jefe que me importa poco lo que pase" durante una conversación en la que le pedían que no abandonara el cargamento- fue también acusada de pertenencia a banda internacional de tráfico de drogas. "En España es impensable que te condenen a algo parecido. A eso se le llama falta de seguridad jurídica", sentencia.

Antes el caso de Fátima estuvo en manos del abogado que la embajada en Omán le proporcionó a la familia. "De una lista a elegir se optó por el nombre que era español". Este camino judicial también habría estado lleno de baches y acabó con la madre ante esta abogada "cansada dos años y medio después de que no le cuadraran las piezas, de no entender lo que estaba sucediendo con su hija". Hasta que Santiago ha conseguido tener toda la causa sobre su mesa -"y no la tengo entera"- denuncia que se han tenido que "juntar muchas piezas". Una vez en su poder, y traducida, es tajante a la hora de hablar de la pena que cumple la joven "porque en ningún caso es de 25 años sino de cadena perpetua con prohibición de salir del país y el pago de costas". Al ser sentencia firme poco más puede pelear en los juzgados esta letrada que ha comprobado como sí se presentó un recurso de apelación... pero "fuera de plazo". 

Y ¿ahora qué? España no tiene convenio de extradición con Omán y toca poner en marcha a la burocracia. El ministerio que dirige Arancha González Laya se había interesado por la lista de los 285 convictos favorecidos con el perdón real. Exteriores ha estado negociando su repatriación y un acuerdo con el Gobierno omaní para que pueda cumplir condena en una prisión española, pero por ahora no hay respuestas. "Pero seguiremos luchando", insiste esta abogada, que no ha podido hablar más de cinco veces con su representada repartiendo los pocos minutos que puede cada 15 días entre su madre y ella para escuchar de su propia boca que Fátima es "obligada a vestir con el velo integral con el que solo se le ven las manos y los ojos , que sol puede comer y llamar por teléfono si alguien desde el exterior de la prisión la lleva comida o dinero para comprarla -lo hacen desde la embajada- o que es obligada a rezar cinco veces al día sin ser musulmana".

El primer paso de este bufete, que ha decidido no cobrar nada, "esta misma semana", será "enviar nosotros a la embajada una solicitud de indulto" y seguir con las "líneas de trabajo a nivel de ministerio". También han llamado a la puerta del Parlamento Europeo "y estamos en el trámite de presentar una carta de súplica para que todos los eurodiputados que quieran la firmen y se pueda estudiar la posibilidad de accionar o implementar acciones que ayuden a la vuelta de Fátima". No cuentan con el apoyo de PP, Vox o Cs "por tratarse de un tema de drogas", puntualiza. Con Exteriores "se han tenido varias reuniones para buscar un debate en el Congreso que apunte a una extradición para Fátima". E insiste: "No queremos quitar la responsabilidad que tiene. Lo que decimos es que lo necesario es que venga a España a cumplir su condena". 

Antes de que cogiera ese avión los que la conocen hablan de Fátima como una joven con un carácter alegre y extrovertido que no pasaba desapercibida entre sus compañeros y participaba en todos los proyectos que se le ponían por delante: tocaba en la Escuela Municipal de Música, participaba activamente en la Asociación de Estudiantes de la ciudad y en la Asociación Educativa Itaca y era una destacada jugadora de softbol en el Hércules. Ahora "su estado de ánimo nos sigue preocupando, pero algo ha mejorado". Su día a día se desarrolla en la cárcel de un país donde, según Amnistía Internacional, "las mujeres sufren discriminación en la legislación penal". Su familia tiene claro que "si se demuestra que ha cometido un delito, que cumpla una condena, pero que la cumpla aquí".

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