Filipinas no ha recibido ni mitad de ayuda pedida por la ONU por tifón Haiyan

  • Marina Valero.

Marina Valero.

Madrid, 7 feb.- Cuatro millones de desplazados y unos 14 millones de personas que han perdido su medio de vida es el balance que ha dejado el tifón Haiyan tres meses después de arrasar Filipinas. Mientras tanto, la comunidad internacional apenas ha cubierto el 44 % de los fondos solicitados por Naciones Unidas.

La fuerza de la naturaleza no dejó indiferente a nadie aquel fatídico 8 de noviembre de 2013, cuando más de 6.200 personas perecieron ante una de las mayores catástrofes que el mundo moderno recuerda.

El tiempo pasa y la vida sigue, pero no para todos igual. Por eso, Acción contra el Hambre pone el foco en esos cuatro millones de desplazados filipinos que "han perdido todo" y pide que la tragedia no caiga en el olvido.

"Faltan dos años" para volver a una situación de normalidad, razón de más para "mantener viva la atención sobre las necesidades" de los filipinos y seguir prestando apoyo durante la etapa más larga y difícil: reconstruir un país.

La responsable del equipo de Emergencia de Acción contra el Hambre, Chiara Saccardi, se trasladó a Filipinas dos días después de la catástrofe y lleva tres meses centrada en "salvar vidas".

Su labor pasa por distribuir alimentos, rehabilitar estructuras de agua y saneamiento, repartir kits de higiene, identificar nuevas necesidades de las víctimas, construir centros de evacuación temporales y gestionar transferencias de dinero directas a las familias.

Las "baby tents" son un ejemplo del compromiso de Saccardi con las víctimas. Estos "espacios para la nutrición y el refuerzo de los lazos afectivos entre las madres y sus hijos" ofrecen un "entorno familiar de protección" a mujeres embarazadas y mamás con bebés en período de lactancia.

No obstante, este tipo de "respuestas inmediatas" deben dar paso cuanto antes a la fase de proyectos de rehabilitación, requisito indispensable para que la población afectada puedan salir adelante "poco a poco".

El objetivo es restablecer las infraestructuras (casas, hospitales, carreteras, escuelas) y recuperar el medio de vida de una mayoría de pescadores y agricultores que han visto cómo el tifón devastó sus tierras.

Muchos de ellos han optado por trabajar en la reconstrucción de la zona a cambio de una retribución diaria, una práctica que se conoce por "cash for work".

Saccardi destaca cómo los filipinos hacen frente a este tipo de situaciones: "no esperan a que lleguen los demás para ponerse a trabajar" y no hay catástrofe alguna que les frene en su empeño.

Ni siquiera los dos huracanes que ha sufrido la región desde el día en el que Filipinas abrió todos los telediarios y colonizó las portadas de los periódicos.

Aunque hablamos de un país muy acostumbrado a los tifones, Haiyán marcó un antes y un después. "Es impresionante ver cómo ha cambiado la mentalidad de la gente. Ahora imaginan un tifón apocalíptico cada vez que alguien da la voz de alarma", precisa la portavoz.

No es para menos. El "efecto tsunami" del tifón Yolanda arrasó ciertas zonas por completo. La ola gigante ha quedado grabada en la retina de los supervivientes.

Acción contra el Hambre tiene a unos 200 profesionales trabajando en la zona donde se produjo la catástrofe y ha conseguido recaudar 23 millones de euros de los 30 que solicitó en su momento.

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