Homenaje en Rabat a la vida de García Márquez en México

  • Las embajadas de México y Colombia en Marruecos homenajearon hoy en Rabat al fallecido novelista colombiano Gabriel García Márquez, quien en el último medio siglo de su vida residió en Ciudad de México, donde escribió "Cien años de soledad".

Rabat, 15 may.- Las embajadas de México y Colombia en Marruecos homenajearon hoy en Rabat al fallecido novelista colombiano Gabriel García Márquez, quien en el último medio siglo de su vida residió en Ciudad de México, donde escribió "Cien años de soledad".

Durante la conferencia celebrada en el Instituto de Estudios Hispano-lusos, el encargado de negocios de Colombia en Marruecos, José Renato Salazar, presentó al novelista e hizo un repaso de las distintas facetas de la vida del Premio Nobel de Literatura 1982.

Salazar ilustró así a Márquez como periodista, escritor, político, cineasta y hombre de familia que contrajo matrimonio con Mercedes Barcha, la mujer que "le ponía los pies en la tierra y que a pesar de la fama logró que tuviese una vida familiar lo más normal posible".

García Márquez vivió en México desde comienzos de la década de los sesenta, y mantuvo una relación con este país que "no ha terminado ni siquiera después de su muerte", apuntó el embajador Mexicano en Rabat, Andrés Ordóñez.

"Gabriel García Márquez llegó a México y nunca saldrá", dijo Ordóñez, quien destacó cómo "muchos de nosotros nos lo hemos encontrado ojeando libros o comprando discos en la librería Ghandi, siempre acompañado de Mercedes".

Ordóñez contó otras anécdotas sobre el novelista. Una de ellas cuando consiguió su primer empleo en una revista femenina y, según narraba García Márquez, el día que le dieron el trabajo se reunió con su jefe en un bar, pero se aseguró de levantarse antes que él para que no se percatase de que sus zapatos estaban descosidos.

Fue en aquella época cuando escribió la que fue su obra cumbre, "Cien años de soledad", y "no fue por azar que García Márquez encontró el apoyo de la gente simple que le rodeaba", dijo el embajador, quien apostilló cómo "a través del lenguaje se apropió de nosotros, los mexicanos, y al hacerlo se hizo nuestro".

El escritor, destacó Ordóñez, contaba que, una vez se decidió a narrar sus cien años de soledad, se comprometió a dar a su mujer el dinero calculado para vivir seis meses, sin embargo la novela le llevó un año y medio.

Pero "el vecino escritor colombiano estaba escribiendo algo importante y el carnicero le daba la carne, el panadero el pan y el propietario del apartamento esperó nueve meses para el pago del alquiler", subrayó el diplomático.

"Si el mundo es lenguaje, entonces la lengua es patria, una patria generosa y sin fronteras donde todos tenemos un hueco, independientemente de nuestro lugar de nacimiento. Es la fortuna del viajero, acumular patrias, aprender a amar a los habitantes del mundo por donde transita", afirmó el embajador de México, que en varios momentos de su alocución no pudo evitar emocionarse.

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