Hutíes secuestran a responsable yemení y amenazan con más actos similares

  • El movimiento chií de los hutíes asumió hoy el secuestro de Ahmed Auad Mubarak, jefe de la oficina del presidente del país, Abdo Rabu Mansur Hadi, y amenazó con llevar a cabo más acciones similares.

Saná, 17 ene.- El movimiento chií de los hutíes asumió hoy el secuestro de Ahmed Auad Mubarak, jefe de la oficina del presidente del país, Abdo Rabu Mansur Hadi, y amenazó con llevar a cabo más acciones similares.

En un comunicado, el grupo justifica su acción con el argumento de que había que "acabar con los obstáculos" que ponía Mubarak a la aplicación del acuerdo de paz alcanzado con la Presidencia yemení el pasado 21 de septiembre.

Los hutíes acusaron a Mubarak de intentar allanar el camino a la aprobación de un borrador de la nueva Constitución que "incluye varias violaciones y tiene el objetivo de destrozar el país".

El proyecto constitucional estipula la división del país en seis regiones bajo un nuevo Estado federal, algo rechazado por el movimiento chií, que aboga por tan solo dos provincias.

Los hutíes amenazaron además con tomar otras medidas similares si "las fuerzas políticas no dejan de cometer crímenes contra el pueblo yemení".

"El presidente Hadi tiene que darse cuenta de la gravedad de la situación y del peligro de seguir dando cobertura a los corruptos", agregó el texto.

Mubarak fue capturado por milicianos armados hutíes, vestidos unos de civil y otros con uniforme militar, en la calle Al Setin de Saná.

Este secuestro evidencia de nuevo la complicada relación entre la Presidencia de Yemen y los hutíes, que controlan siete provincias del país desde septiembre pasado, entre ellas Saná.

El movimiento chií ha ocupado los edificios gubernamentales de Saná, establecido puestos de control en las ciudades en su poder e irrumpido en las oficinas o viviendas de miembros del Ejecutivo o de grupos rivales.

A principios de mes, Hadi acordó con los hutíes iniciar un diálogo para poner fin a sus diferencias, agravadas por la continua expansión militar de los segundos, que incumplen así el citado acuerdo de septiembre.

Ese pacto estipula por un lado la retirada de los milicianos hutíes de las ciudades, y por otro la presencia de este movimiento en todos los órganos del Estado, tanto civiles como militares.

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