Richard Masterson, de 43 años, admitió haber estrangulado a Darin Honeycutt, un travesti, en 2001 en Houston. Sin embargo, Masterson asegura que la víctima murió de un ataque al corazón durante unas relaciones sexuales consentidas.
Según el condenado, Honeycutt pidió que le apretara el cuello para alcanzar un estado de asfixia erótica, una práctica que priva al cerebro de oxigeno para tener un orgasmo más intenso.
El viernes, la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas rechazó una solicitud de suspensión de la ejecución.
De ser ejecutado como está previsto, por inyección letal, Masterson se convertirá en la segunda persona ejecutada en Estados Unidos en 2016.
El martes, su abogado presentó una moción para la suspensión de la ejecución a la Corte Suprema de Estados Unidos, alegando que Honeycutt "murió de un ataque al corazón, por lo que su muerte fue accidental y no un homicidio".
Desde que Masterson fue condenado de asesinato ha salido a la luz nueva información como que el "médico forense del estado era un fraude que no estaba calificado para opinar sobre la causa de la muerte", según la petición.
Por su parte, el papa Francisco, un fuerte oponente a la pena capital, sigue este caso de cerca, dijo el cardenal austriaco Christoph Schonborn en una rueda de prensa el lunes.
En total, 28 personas fueron ejecutadas en Estados Unidos en 2015, según el centro sin ánimo de lugro Death Penalty Information.
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