Jueza federal se inhibe sobre el fin de la alimentación forzada en Guantánamo

  • Una jueza federal estadounidense se inhibió en la tramitación de una petición destinada a bloquear la práctica de la alimentación forzada a los recursos en huelga de hambre en Guantánamo, que había sido promovida por los abogados de tres presos.

Washington, 16 jul.- Una jueza federal estadounidense se inhibió en la tramitación de una petición destinada a bloquear la práctica de la alimentación forzada a los recursos en huelga de hambre en Guantánamo, que había sido promovida por los abogados de tres presos.

La jueza federal Rosemary Collyer se inhibió debido a que los tribunales federales no pueden por decisión del Congreso dictaminar cambios en el trato o las condiciones de reclusión de los presos en la cárcel de la Base Naval estadounidense de Guantánamo (Cuba).

Collyer indicó que los peticionarios tienen en su mano cuando quieran poner fin a ese trato (decidiendo volver a comer) y aseguró que los abogados no han conseguido demostrar que las acciones de los militares en la base son irracionales.

"La queja real de los peticionarios es que el gobierno de EE.UU. no les deja suicidarse", indicó.

La semana pasada la juez federal de Washington Gladys Kessler se inhibió por las mismas razones en una petición similar de un recluso sirio de Guantánamo.

No obstante, Kessler consideró que la alimentación forzada a la que se somete a los detenidos es "dolorosa, humillante y degradante" y dijo que el presidente de EE.UU., Barack Obama, que se ha mostrado crítico con la práctica, tiene autoridad para detenerla.

El número de presos en huelga de hambre, que dura ya unos cinco meses y llegó a contar con 106 de los 166 detenidos, ha comenzado a reducirse durante el ayuno diurno del Ramadán.

En la actualidad, 80 reclusos se niegan a ingerir alimentos y 46 de ellos son alimentados de manera forzada con sondas nasales hasta el estómago.

Según algunos reclusos y abogados defensores, la huelga de hambre es en protesta por los registros a los que son sometidos y el maltrato de los ejemplares del Corán y por la indefinición sobre su futuro, ya que 86 de los 166 presos tienen el visto bueno para ser transferidos fuera de la base, pero aún no han salido de ella.

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