Empieza el juicio en Guadalajara

Fingió ser pediatra para secuestrar un bebé en el hospital: "No recuerdo nada"

La Fiscalía solicita una pena de cinco años y nueve meses de cárcel por un delito de detención ilegal para esta mujer que lo primero que hizo fue ir a una farmacia para comprar leche y darle un biberón.

La acusada de secuestrar un bebé del Hospital Universitario de Guadalajara se sienta este martes en el banquillo
La acusada de secuestrar un bebé del Hospital Universitario de Guadalajara, en el banquillo
EFE

Se vistió de pediatra y entró en una habitación del Hospital Universitario de Guadalajara para secuestrar a un bebé asegurando que se lo llevaba para hacerle una prueba. Rápidamente desapareció por la escalera y se lo llevó a casa, donde acudió la policía tres horas después de que le padre diera la voz de alarma y se supervisaran las cámaras de seguridad. Una farmacéutica dio la pista necesaria. Ahora se está celebrando el juicio por este suceso ocurrido en 2019 y la acusada asegura que no sabe por qué lo hizo y que asume todas las consecuencias. Así lo ha señalado durante la vista que se celebra en la Audiencia Provincial de Guadalajara y en el que la Fiscalía solicita una pena de cinco años y nueve meses de cárcel por un delito de detención ilegal agravado por realizarlo con simulación de autoridad o función pública, al hacerse pasar por una pediatra, y por ser la víctima un menor de edad.

La acusada ha declarado que las imágenes de lo ocurrido que tiene en su cabeza es lo que ha visto en televisión y ha asegurado que no recuerda ni a los padres ni cuándo estuvo en el Hospital, solo cuando fue a la farmacia y el momento en el que llegó la Policía Nacional a su casa. "Es como si mi cabeza hubiera borrado lo que hice desde que fui al hospital hasta que llegó la Policía", ha señalado a la fiscal.

Preguntada por su defensa sobre si era consciente de lo que hacía cuando se llevó al niño, la acusada ha contestado: "Creo que no, que nadie es capaz de actuar así. Yo asumo las consecuencias y las acepto". Asimismo ha justificado su actuación ante la fiscal asegurando que había dado a luz días antes en el Hospital de La Paz y perdió a su bebé, a lo que la representante del ministerio público ha señalado que no existe ningún historial en dicho centro sanitario.

A preguntas de la defensa, la acusada ha reconocido que le había sido diagnosticado un trastorno histérico de personalidad, por el que recibió tratamiento farmacológico y ayuda mental durante años y que ya ha dejado, porque se creía "fuerte y no lo era”, ha señalado, al tiempo que ha manifestado haber intentado suicidarse en ocho ocasiones.

A preguntas de su abogado sobre qué pediría si la condenasen, la acusada ha propuesto que le den tratamiento psiquiátrico en prisión y no solo suministrarle medicación, sino que sea un tratamiento para empezar "de cero". Durante la vista han declarado como testigos los padres del bebé, quienes han narrado que la acusada entró en la habitación diciendo ser una pediatra, provista de una bata de sanitario y preguntándole si le habían realizado la prueba del talón y del esfuerzo.

Ambos le manifestaron que no se le había realizado la del esfuerzo, momento en el que ella se lo llevó alegando que se le iba a practicar dicha prueba. El padre ha señalado que le extrañó que no le dijeran a la madre que la acompañara, como en otras ocasiones cuando se habían llevado al bebé, lo que le hizo sospechar y salió tras ella viendo cómo desaparecía por las escaleras.

Tras esos hechos, el padre se dirigió a las enfermeras, quienes le dijeron que no podía ser una pediatra y saltaron todas las alarmas; por su parte, la madre del pequeño ha afirmado estar en tratamiento psicológico desde entonces, al no haber superado los hechos. También ha declarado como testigo la farmaceútica de la farmacia donde se acercó a comprar leche y que fue la que dio la voz de alarma, tras informarle la Policía Nacional del secuestro de un bebé.

“Me preguntaron y justo les dije que acababa de venir una mujer que nos resultó sospechosa porque tenía mucha prisa y no sabía ni la edad del niño, ni quería saber el precio de la leche ni si era buena. Fue una conversación rara, pero no pensamos nada hasta que nos llamó la Policía”, ha relatado la farmacéutica.

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