La cara oculta del asesino de Túnez que ni su padre fue capaz de ver

    • ¿Se radicalizó en la ciudad de Kairouan, donde estudiaba? Esa es la pregunta. La ciudad, con 370 mezquitas es conocida como uno de los lugares más sagrados en el mundo musulmán.
    • El padre de Seifeddine Rezgui no da crédito a lo ocurrido y cree que a su hijo le arruinaron la vida lavándole el cerebro.
Abu Yehya al-Qayrwani, la cara de la matanza de Túnez
Abu Yehya al-Qayrwani, la cara de la matanza de Túnez
L.I.

Hakim Rezgui se acostó pronto. Había ayunado por el Ramadán y estaba cansado. Su vida era normal. Por la mañana, la policía le despertó. El aún no sabía que su hijo se había convertido en un asesino que había sembrado sin piedad la muerte y el caos en una playa tunecina causando la muerte a 38 indefensos bañistas.

La televisión le convenció de lo que no sabía: "Su hijo, con un arma en la mano, había matado a sangre fría a decenas de personas por el mero hecho de ser extranjeros. La policía había acabado por matarlo de un tiro.

"La gente me pregunta y no sé qué decirles, yo estaba completamente sorprendido por la noticia de lo que mi hijo había hecho. Acababa de regresar de trabajo a las 11.30 am, yo trabajo en las líneas de ferrocarril…. No sabía nada. A mi hijo le han lavado el cerebro, se lo han llenado con ideas terribles…

"Siento la pérdida de las familias con tanta fuerza. Me siento como si hubiera muerto junto con las víctimas. Estoy tan avergonzado por mí, por su madre, para toda nuestra familia, señala Hakim sin consuelo, según desvela el Daily Mail.

Rezgui trabaja en granjas y en los ferrocarriles por 10 libras al día. Trabajaba duro porque su hijo tuviera un futuro. Logró que fuera a la universidad. Ahora todo el esfuerzo de toda una vida ha sido en vano. "Mi hijo perdió la vida, pero ha roto las nuestras también. Ha perdido su vida, sus estudios, su futuro y con nosotros".

Seifeddine Rezgui logró hasta que ese disparo certero acabó con su vida camuflar su otro yo, dar dos caras de una misma persona.

Para los vecinos de su ciudad natal de Gaafour, cerca de la capital de Túnez, era un estudiante de ingeniería, trabajador, decidido a que el esfuerzo de su familia se viera recompensado en el futuro. Aficionado al Real Madrid y de las selección de Túnez a la que vitoreaba en la Copa Federaciones, adicto a la música rap, siempre afeitado, con un look muy americano, gorra de béisbol, capucha y pantalones vaqueros.La otra cara: si amar la yihad es un crimen... yo soy un criminal

La otra cara es la foto proporcionada por el EI, flanqueado como casi siempre por dos rifles de asalto. En su facebook también se ha descubierto un mensaje que desvela la otra cara del joven:

"Si el amor por la yihad es un crimen, yo soy un criminal. Los héroes están en las tumbas, los hombres de verdad están en las cárceles y traidores están en los palacios".

Seifeddine Rezgui no cumplía, pese a todo, los parámetros que acompañan a algunos lobos solitarios. No había viajado fuera para formarse militarmente (los testigos de su matanza han señalado que le costaba llevar el AK42 y que sufría para controlar el retroceso tras los disparos), no adoctrinaba a sus amigos, seguía costumbres occidentales y no lucía un look religioso. Todo muy confuso, como recuerda su tío, uno de los últimos que le vio antes de perpetrar la matanza: "Hablamos de la vida, y ni se me pasó por la cabeza que podía hacer algo así. Ni siquiera se despidió".

Su tía define a su sobrino como una gran página en blanco, que nunca habló de su terrible secreto. Pero ya en Año Nuevo de 2015 la sombra de la yihad había entrado en el cuerpo del joven. Que Dios me lleve fuera de este mundo injusto.

¿Se radicalizó en la ciudad de Kairouan, donde estudiaba? Esa es la pregunta. La ciudad, con 370 mezquitas es conocido como uno de los lugares más sagrados en el mundo musulmán, y Rezgui podría haber vivido entre una comunidad de extremistas salafistas. Ahí puede estar la clave de la evolución de un futuro ingeniero que acabó siendo uno de los mayores lobos solitarios en la historia del EI.

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