La catástrofe que 'tiñó' de negro Galicia llega a juicio diez años después

  • Hace ahora casi diez años un vetusto petrolero que navegaba por el Atlántico, bajo bandera liberiana, zozobró en medio de una tormenta y las toneladas de fueloil que transportaba en sus bodegas tiñeron de negro la costa gallega.

Luis Martínez

A Coruña, 16 oct.- Hace ahora casi diez años un vetusto petrolero que navegaba por el Atlántico, bajo bandera liberiana, zozobró en medio de una tormenta y las toneladas de fueloil que transportaba en sus bodegas tiñeron de negro la costa gallega.

Esta catástrofe también provocó la mayor respuesta de la sociedad civil que se recuerda frente a una de las peores catástrofes medioambientales que ha sufrido España en las últimas décadas.

Las impresionantes imágenes de los pescadores de la Costa da Morte luchando contra sus propios medios contra la 'marea negra' que siguió al accidente del "Prestige", un monocasco con una eslora equivalente a dos campos de fútbol, provocó una oleada de solidaridad sin precedentes.

Fueron cientos de miles los voluntarios que, desde toda España, viajaron a Galicia para ayudar en las labores de limpieza de una costa anegada de norte a sur por el chapapote que dejó impracticables los bancos marisqueros más ricos del mundo.

El juicio por esa catástrofe medioambiental ha arrancado hoy en A Coruña con tres imputados sentados en el banquillo de los acusados y la petición de indemnizaciones por parte de la Fiscalía especial de Medio Ambiente de Galicia que superan los 4.000 millones de euros.

La vista oral llega para muchos demasiado tarde, pero a pesar de ello exigen que "el juicio del 'Prestige'" se convierta en una causa "ejemplar" y se delimiten las responsabilidades hasta las últimas consecuencias para poner coto a un transporte marítimo que permite la navegación de buques-basura que han llevado la desolación a diferentes lugares del planeta.

Esa es la tesis que defienden Greenpeace y la plataforma ciudadana "Nunca máis", que aglutinó la 'indignación' de los gallegos tras el accidente, que consideran que difícilmente se impondrá justicia si no sientan en el banquillo de los acusados a los "verdaderos" responsables de la catástrofe.

Los activistas de "Nunca Máis" se han congregado hoy frente al recinto que alberga el juicio para "clamar" contra "banquillos vacíos" de altos cargos del Gobierno de José María Aznar, a quienes consideran los principales responsables por su "nefasta" gestión de la crisis.

Uno de los principales activistas de este movimiento cívico, el escritor Manuel Rivas, ha reclamado esta misma mañana a escasos metros de la sala de vistas, que el juicio "tiene que estar a la altura de lo que significó el movimiento de solidaridad y de conciencia, no sólo en Galicia sino en toda España y en el mundo".

Los tres imputados, el capitán del barco, el griego Apostolos Manguras,; el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, y el exdirector de la Marina Mercante José Luis López Sors, todos ellos ya septuagenarios, han seguido esta mañana las primeras diligencias del juicio con rostro inexpresivo y aparente desinterés.

Les quedan por delante más de siete meses de juicio en los que escucharán las declaraciones de más de un centenar de testigos y asistirán en directo a la presentación de numerosas pruebas periciales para dirimir sobre su inocencia o culpabilidad.

El presidente del tribunal, Juan Luis Pía, un jurista tranquilo y campechano, se enfrenta también al reto de aclarar definitivamente si la gestión de la crisis tras el accidente se realizó de la forma correcta o, por el contrario, fue una "chapuza" como sostienen ecologistas y cofradías de pescadores, entre otros colectivos.

En el fondo del asunto radica la definitiva aclaración, en base a las pruebas aportadas por los expertos, sobre si la mejor solución hubiera sido llevar el barco a un puerto refugio o alejarlo de la costa, como finalmente hizo el Estado español, cuyos representantes legales han defendido esta mañana que fue la mejor opción.

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