La expectación crece en el destructor Donald Cook de EEUU al acercarse a Rota

  • La tripulación del destructor estadounidense Donald Cook comparte la incertidumbre del despliegue en la base naval de Rota (sur de España) con expectación y una mezcla de nervios y entusiasmo, especialmente entre la marinería más joven.

Alfonso Bauluz

A bordo del Donald Cook (Estrecho de Gibraltar), 9 dic.- La tripulación del destructor estadounidense Donald Cook comparte la incertidumbre del despliegue en la base naval de Rota (sur de España) con expectación y una mezcla de nervios y entusiasmo, especialmente entre la marinería más joven.

Para los que más recientemente se han enrolado en la Marina de Guerra norteamericana esta es su primera misión de envergadura como es el despliegue del escudo antimisiles para el que, en algunos casos, han firmado por cuatro años.

Además los hay que aguardan la llegada de sus familias, pero algunos oficiales como el teniente Jefrey Chewwing, jefe de máquinas y operaciones, ya tienen a sus más próximos, esposa y dos niños de 3 años y 18 meses, en su nueva casa de la bahía gaditana.

Alguno de los noveles comparten tradición familiar en la Armada o cuerpos como los Marines, como es el caso de la joven oficial Marissa Eccleston, de 24 años y natural del Estado de Nueva York, quien afronta con entusiasmo la nueva misión.

El mismo con el que muestra a los visitantes las entrañas del barco, donde se mueven las turbinas y donde se produce todo lo necesario para hacer del destructor una de las naves de guerra más y mejor equipadas para el combate con los medios más modernos como es el sistema AEGIS empleado para el despliegue del escudo antimisiles.

Aunque la edad media de la tripulación es de 30 años, según datos proporcionados por los propios oficiales incluidos para la estadística, la tercera parte son marinería junior, y del total de efectivos en el Donald Cook un 14,5 por ciento son mujeres.

El desafío profesional y la idea de conocer mundo, viajar y afrontar la experiencia de vivir en otra cultura, con otras costumbres forman parte del reto de muchos de los embarcados, donde no falta el caso de un nacido en Rota, que admite no saber español pues dejó la base con apenas dos años.

La presencia de dos monitores y asesores en la embarcación que ya han ofrecido su experiencia anterior en la base naval en el sur de España y su conocimiento de la enorme burocracia de la Marina de guerra norteamericana ha facilitado tanto la decisión como el mejor conocimiento de sus repercusiones, tanto en el plano personal como familiar.

También los hay que han decidido posponer la llegada de la familia e incluso quienes la dejan atrás, uno de los problemas que el destino en el exterior de una de estas embarcaciones permite aminorar como es la repercusión de largas estancias fuera de casa en un nivel más alto de rotaciones.

Esto supone la consiguiente pérdida para la Marina de efectivos ya formados y pese a que el desplazamiento de los cuatro destructores del escudo antimisiles a España el coste se eleva en 100 millones de dólares en relación a sus bases en EEUU, según datos proporcionados por la Armada al Congreso estadounidense.

Sin embargo, las facilidades ofrecidas a las mujeres y hombres de la Marina en cuanto a su desplazamiento permanente en este enclave del sur de Europea no siempre se ven igualadas en tanto a beneficios fiscales o retributivos, según indicaron a Efe algunos tripulantes al ser preguntados por este aspecto.

En cualquier caso, desde los que ya han vivido en otras bases de Estados Unidos en lugares como Japón o Baréin como es el caso del teniente Chewwing, o quienes, sin esa experiencia previa, como es el de Mansfield Murph, experta en criptología y responsable de los sonar del buque, la expectación crece a medida que se acerca la costa española.

Soltera de 24 años y natural de Virginia, la oficial junior Murph con doce personas bajo su mando, ofrece como dos de los principales motivos para enrolarse el conocer y vivir algo nuevo y devolver también algo a su país.

Aunque esto último no sabe muy bien como explicarlo, pero si que significa "aportar algo a quienes vienen detrás", en sus propias palabras.

También es cierto, admite, que su padre se retiró en los noventa tras 23 años de servicio en la Armada y fue quien le enseñó lo que debía esperar y con sonrisa franca admite que ahora "está orgulloso".

Preguntada qué opinaba su progenitor al ver enrolada a su hija señaló que lo consideraba normal en los tiempos actuales "ya que ahora la vida es distinta" a cuando él navegaba y las mujeres no embarcaban, aunque recordó que muchas ya tenían diversos cometidos.

Murph aseguró: "estoy segura", al ser preguntada por sus pensamientos ante la eventualidad de entrar en combate y recordó: "si llega, estamos listos".

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