La falta de medicamentos dificulta la lucha contra el cáncer en Rumanía

  • Si padecer un cáncer supone de por sí una espinosa lucha, los pacientes rumanos han de enfrentarse también a un sistema sanitario caótico y a una escasez de medicamentos ante la que sólo sirve tener dinero para obtenerlos en el extranjero.

Raúl Sánchez Costa

Bucarest, 24 mar.- Si padecer un cáncer supone de por sí una espinosa lucha, los pacientes rumanos han de enfrentarse también a un sistema sanitario caótico y a una escasez de medicamentos ante la que sólo sirve tener dinero para obtenerlos en el extranjero.

"Los que tengan los medios financieros no tendrán problemas para encontrar el tratamiento, los demás dependemos del destino", sentencia a Efe Iona Popa, esposa de un enfermo de linfoma de Hodgkin, uno de los tumores para los que la falta de medicamentos es más patente.

En Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea, los fármacos de última generación, más eficaces y costosos, son casi inexistentes, por lo que muchos enfermos deben contentarse con tratamientos que se remontan a hace al menos cinco años.

Pese a que la sanidad rumana tiene un serio problema de financiación, el presupuesto de la sanidad pública es del 4,5 % del PIB, frente al 10 % de media europea, la principal traba para un tratamiento correcto es más la ineficacia del sistema que la falta de dinero.

"La mayoría de los medicamentos es bastante barato, pero la política del Gobierno consiste en imponer el precio más reducido de la UE para los fármacos", explica a Efe el periodista especializado en salud Vlad Mixich.

Esos precios mínimos hacen que para las farmacéuticas no sea interesante distribuir estos medicamentos, debido a que no les reporta ningún beneficio.

Las presiones de las asociaciones de enfermos han forzado al Ministerio de Sanidad a reconocer "los problemas de suministro para 20 medicamentos citostáticos", especialmente para el tratamiento de la leucemia y el linfoma de Hodgkin.

Aparte de los proveedores privados, existe una distribuidora estatal, Unifarm, responsable de adquirir y entregar los medicamentos a los centros sanitarios públicos, pero cuya tarea se ve lastrada por la burocracia.

Esta empresa, que dispone de medicinas en sus almacenes, exige a los hospitales el pago inmediato de los suministros, un abono que los centros no pueden hacer ya que la Seguridad Social paga las facturas a 200 días.

"La distribuidora pública se declara incapaz de distribuir estos medicamentos entre los hospitales, mientras que estos aseguran que nadie les aporta los fármacos, pese a advertir al Ministerio de sus problemas", indica Mixich.

Ante ese panorama, el Ejecutivo socialdemócrata anunció en enero un partida de 800.000 euros para Unifarm, una medida que los pacientes ven como un simple parche.

"Resulta insuficiente aprovisionar a los hospitales para uno o dos meses. Hay que encontrar una solución duradera", reclama Olga Cridland, presidenta de la Asociación Pavel, que se ocupa de niños que padecen cáncer.

Mientras los hospitales, la Seguridad Social y la Unifarm están enredados en ese complicado tejido burocrático, los enfermos continúan enfrentándose a su peor enemigo: el cáncer.

En Rumanía, la tasa de mortalidad por esta enfermedad superó los 180 casos por 100.000 habitantes en 2010, frente a la media de 166,9 en la UE, según Eurostat, la oficina comunitaria de estadística.

Ante esa realidad y la falta de respuestas de las autoridades, pese a que la ley habla de que el tratamiento es gratuito para todos los pacientes, los enfermos tienen que recurrir a la imaginación, a la solidaridad y a rascarse el bolsillo.

Muchos han de gastarse miles de euros al mes para adquirir los medicamentos en el extranjero, en un país donde el salario medio no supera los 350 euros.

Pero incluso teniendo dinero, es difícil encontrar todas las medicinas en las farmacias nacionales, por lo que muchos pacientes han de recurrir a la llamada "red de los citostáticos".

"Existe una página web que cualquier persona puede visitar. Ahí encontrará una lista actualizada permanentemente. Si encuentra su medicamento en la lista, deberá rellenar una ficha y solicitar el medicamento en cuestión a la red de voluntarios que existe en cada país de la UE", explica Mixich.

Esos voluntarios adelantan el dinero para comprar los medicamentos y se los envían a los pacientes rumanos, que abonan entonces el dinero a los intermediarios.

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