La violencia se acentuó en Pakistán tras la muerte de Osama Bin Laden

  • La violencia en Pakistán aumentó tras la muerte del líder de Al-Qaeda, Osama Bin Laden, y el trabajo de las organizaciones humanitarias se hizo más difícil, reconoció hoy un representante del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Ginebra, 11 jul.- La violencia en Pakistán aumentó tras la muerte del líder de Al-Qaeda, Osama Bin Laden, y el trabajo de las organizaciones humanitarias se hizo más difícil, reconoció hoy un representante del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Los enfrentamientos entre grupos insurgentes y las fuerzas armadas, y la violencia en los centros urbanos -particularmente los atentados en las grandes ciudades- se han recrudecido, dijo en una rueda de prensa Pascal Cuttat, quien hasta ahora fue jefe de la delegación del CICR en Pakistán.

Explicó que a partir de la muerte del fundador de Al-Qaeda, las actividades humanitarias son más difíciles y la desconfianza hacia los extranjeros ha crecido.

"Se mira con mucha sospecha a los extranjeros que trabajan allí", comentó Cuttat, quien dijo que su organismo puede trabajar en el país, pero se ve confrontado a serios obstáculos, como las trabas burocráticas que encuentran para obtener visados o autorizaciones para sus operaciones.

Insistió, sin embargo, que esta es una situación que no sólo afecta a la Cruz Roja Internacional, sino a todas las entidades extrajeras que aportan ayuda en Pakistán, sea a las víctimas de la violencia o de los desastres naturales, particularmente de las gigantescas inundaciones del año pasado que dejaron 20 millones de damnificados.

Cuttat indicó que, en ese contexto difícil, el CICR tiene sólo "acceso parcial" a las víctimas y calculó en "decenas de miles las personas a las que no tenemos acceso en Baluchistán", una de las zonas donde se registran más combates.

En esa zona, el CICR aporta ayuda, pero únicamente a través de personal local.

De otra parte, Cuttat cifró en un millón el número de desplazados por los combates en las provincias de la Frontera del Noroeste, FATA y Baluchistán, donde hay regiones que siguen cubiertas de agua tras las inundaciones de 2010 y, por consiguiente, adonde sus habitantes no han podido regresar.

Asimismo, señaló que algunas grandes represas que fueron dañadas por ese desastre natural no han sido reparadas y recordó que pronto empezará nuevamente la temporada del monzón.

A ese respecto, el representante del CICR indicó que "probablemente cientos de miles" de los 20 millones de afectados por las inundaciones jamás recibieron ningún tipo de ayuda por la imposibilidad de llegar a ellos.

El CIRC aporta ayuda humanitaria a entre 200.000 y 250.000 personas afectadas por el conflicto interno a través de un equipo de 1.300 trabajadores locales y unos 120 expatriados.

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