Las otras "vallas" para un inmigrante en España

  • Jose I. Fernández.

Jose I. Fernández.

Parla (Madrid), 13 mar.- Las dificultades del idioma, las relaciones con los españoles o las complicaciones para encontrar trabajo en una España en crisis son las "otras vallas" que los inmigrantes se encuentran en España, cuentan a Efe Amira, Fernanda, Nagach, Nawara y Sumaya, cinco inmigrantes de Marruecos, Argelia y Guinea Bissau.

Estas cinco mujeres tienen mucho en común: llegaron a España en los últimos años sin conocer el idioma, tienen hijos, buscan trabajo y residen en Parla, uno de los municipios con la tasa de inmigración más alta de todo el país (por encima del 26 por ciento).

Sumaya es argelina, tiene dos hijas, de uno y seis años, y lleva cuatro años viviendo en España, pero reconoce a Efe que todavía le cuesta entenderse con españoles a los que no conoce.

"El idioma fue una gran barrera al llegar. No era capaz de relacionarme con nadie. Pero desde hace dos años me apunté a este centro de formación y hablo el español bastante mejor que antes. Gracias a lo que he aprendido me siento más integrada", asegura.

Sumaya se refiere al centro de formación integral para inmigrantes de la Asociación Valora, de la Plataforma Pinardi, donde participa en el proyecto "Barrio abierto".

Similar es el caso de Nawara, marroquí, con dos hijos, de tres y cinco años, que llegó a España hace siete años, pero afirma que sin la ayuda del centro "estaría perdida".

"Llevo tres años estudiando aquí, me enteré gracias a una amiga y tengo suerte de haberlo encontrado porque he mejorado muchísimo. Aquí nos ayudan a encontrar trabajo. He aprendido a hacer un currículum y a preparar una entrevista. Aún no he encontrado empleo, pero gracias a esto sí me siento con posibilidades", explica.

Fernanda es de Guinea Bissau, donde se habla portugués, por lo que reconoce que no lo ha tenido "tan difícil" con el idioma, aunque afirma que aún le cuesta soltarse con desconocidos y que conseguir un empleo es lo que peor lleva.

"Tengo muchos hijos -nos confiesa entre risas-. Así que mujer, con hijos y extranjera, es muy difícil que te den un trabajo. Por eso al menos me formo en este centro y aprendo a escribir y a leer en español", cuenta.

Nagach también nació en Marruecos, tiene cuatro hijos -tres de ellos adolescentes- y reconoce a Efe que uno de los mayores "miedos" que tiene es que puedan caer en el mundo de las drogas.

La profesora de todas ellas es María Almendros, que dirige el proyecto "Barrio abierto", y desvela que todo nació en 2005, cuando sólo era un centro educativo para jóvenes inmigrantes.

"Detectamos la necesidad, ya que vimos que las madres de los alumnos no eran capaces de entenderse bien con los educadores, así que todo comenzó como un proyecto de alfabetización para mujeres", detalla.

Todas ellas acuden hoy a clases mixtas que han ayudado a más de 600 inmigrantes a formarse: además del idioma, imparten clases sobre igualdad de género, participación ciudadana, habilidades sociolaborales para encontrar un empleo o educación en salud.

Precisamente la última de las clases ha versado sobre la principal preocupación de Nagach, una sesión de prevención de la drogodependencia sobre qué pueden hacer los padres para evitar que sus hijos tengan un problema con las drogas o, en el caso de que ya lo tengan, a qué herramientas pueden recurrir para ayudarles.

"Las alumnas pasan por todas las áreas y hacen un poco de todo, según el nivel que tengan. Pero el objetivo es que todas consigan las herramientas para poder participar en nuestra sociedad en igualdad", destaca Almendros.

Da fe de ello Amira, una de las últimas en llegar al centro -hace sólo seis meses-, también marroquí, que afirma sonriendo que su profesora es "mucho buena", ya que antes no sabía "nadie" de español, y ahora sabe hablar "un poquito", con lo que su vida "es mejor".

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