Los carbohidratos simples son los verdaderos "narcos", sostiene experto

  • Los carbohidratos simples, por su adicción y toxicidad, son los verdaderos "narcos" de una sociedad de consumo contaminada por la industria de la alimentación, pesticidas, cosmética e higiene, aseguró a EFE el especialista mexicano Javier Hernández Covarrubias, que participa en Madrid en el VI Congreso Internacional de Medicina Ambiental.

Ana Cerrud

Madrid, 3 jun.- Los carbohidratos simples, por su adicción y toxicidad, son los verdaderos "narcos" de una sociedad de consumo contaminada por la industria de la alimentación, pesticidas, cosmética e higiene, aseguró a EFE el especialista mexicano Javier Hernández Covarrubias, que participa en Madrid en el VI Congreso Internacional de Medicina Ambiental.

Otorrinolaringólogo, alergólogo y especialista en Medicina Ambiental y tratamientos biológicos, Hernández Covarrubias establece que una exposición masiva a tóxicos y metales, además de hongos, como la Cándida, cuyo crecimiento alterado coloniza el estómago desde el intestino, invaden el organismo provocando reacciones o hipersensibilidades que se convierten en patologías.

En su libro "Guía para vivir sano en un mundo tóxico", presentado en el congreso que culmina hoy, el médico mexicano establece el concepto de "carga total", como el nivel de contaminantes o factores tóxicos que almacena el cuerpo y su capacidad de resistencia.

Las personas con "hipersensibilidad" están dando una alerta, porque su reacción ha sido más temprana, pero tarde o temprano todos manifestaremos los mismos síntomas si no detenemos la contaminación, explicó.

Según sus escritos, es importante establecer que las enfermedades degenerativas y crónicas se han convertido en una "epidemia mundial" que afecta especialmente a los niños.

"Los niños son mas susceptibles a las toxinas (...) sus sistemas de defensa y de desintoxicación son aún inmaduros y están en pleno crecimiento", dice.

Alergias, asma problemas de déficit de atención e hiperactividad, obesidad y autismo "se han convertido en verdaderas epidemias", añade el experto, médico del Instituto de Investigación del Autismo.

Los padecimientos de neurodesarrollo, con características bioquímicas y orígenes comunes, denominados transtornos del espectro autista, están entre las dolencias relacionadas con la contaminación de más difícil diagnostico.

"Las madres jóvenes son la generación del cambio", sostuvo convencido de que "es posible provocar un cambio" con la información suficiente ya que hace falta pacientes "expertos" para que la medicina tradicional se plantee máximas superadas, dijo.

En su guía para padres y pacientes, Hernández Covarrubias apunta una lista de metales orgánicos (ftalatos, solventes, organofosfatados, hidrocarbonetos) e inorgánicos (Cadmio, Plomo, Aluminio, Cloro) entre los agentes agresores que ingresan al organismo a diario a través de contacto, ingestión e inhalación.

Además de factores biológicos como hongos, bacterias, parásitos, pólenes y polvos y físicos, como los campos electromagnéticos, cambios meteorológicos, ruido, luz y calor.

Todos juntos, insiste, inciden en la "carga total" superando la capacidad natural de cualquier organismo vivo de defenderse de un medio ambiente contaminado, ya que un individuo está en contacto a diario con un promedio de 500 químicos, además del agua (también en vapor), que se ha convertido en un "vehículo de contaminantes" con entrada franca en el organismo, por boca y piel.

Como alternativas, "vivir sano como lo hacían nuestros antepasados", buscar fuentes de nutrientes para que el organismo pueda trabajar "sin comprometerse".

Los sistemas de purificación del cuerpo necesitan enzimas, que a su vez requieren vitamina, minerales y aminoácidos deficientes en la alimentación industrial que "sacrifica nutrientes para que los alimentos duren más".

"La nuestra -enfatizó- es la primera generación de la historia que consume alimentos procesados bajos en nutrientes", como los carbohidratos simples, generalmente industriales, que aportan energía, pero no nutrientes.

Las "buenas noticias", como titula el capítulo final de su libro, es que hay alternativas individuales y efectivas para disminuir los contaminantes de aire, agua y alimentos y dejar de ser el "filtro" de las toxinas que contienen.

Y consejos concretos, como evitar alfombras y tapices en las casas, aspiradoras (porque "revuelven" y no limpian), controlar la proliferación de moho, usar ropa de algodón, no abusar de teléfonos móviles y otros aparatos electromagnéticos y consumir alimentos orgánicos "o cavaremos nuestra tumba con nuestros propios dientes", puntualizó.

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