Los desaparecidos en Bosnia, una herida abierta tras casi 20 años de paz

  • Durante casi una semana Djemail Hasanovic hizo una huelga de hambre en una carretera cerca de Srebrenica, en el este de Bosnia, para llamar la atención sobre su hijo desaparecido durante la guerra (1992-95).

Tarik Jablic

Sarajevo, 17 sep.- Durante casi una semana Djemail Hasanovic hizo una huelga de hambre en una carretera cerca de Srebrenica, en el este de Bosnia, para llamar la atención sobre su hijo desaparecido durante la guerra (1992-95).

"No me moveré de aquí sin los huesos de mi hijo. O me tendrán que sacar en una caja", dijo Hasanovic a la prensa bosnia, sentado en una cama plegable en un arcén cercano al lugar en el que cree que asesinaron a su hijo hace más de 20 años.

La frustración por años de búsqueda infructuosa, que poco a poco van minando las esperanzas, no es algo que afecte solo a este padre sino a las familias de los estimados 8.000 desaparecidos de los que no se tiene rastro en el país balcánico habitado por serbios, croatas y bosnio-musulmanes.

Esta semana abandonó finalmente su huelga de hambre al recibir una nueva pista sobre el paradero de los restos de su hijo, Dzevad Hasanovic, quien se supone que murió en 1993 con otros dos civiles en una emboscada de militares serbobosnios.

Los investigadores del Instituto de Desaparecidos de Bosnia han hallado en la zona restos mortales, por ahora, de una persona, y esperan la autorización de la Fiscalía para iniciar la exhumación.

"Si un día encuentran los huesos, y hacen el análisis de ADN y me dicen que todo encaja, iré a algún otro país para ratificarlo porque no me fío de ellos", aseguró Hasanovic a la prensa local.

Casi dos décadas después de la guerra que enfrentó a musulmanes, serbios y croatas, unas 24.000 personas desaparecidas han sido encontradas y exhumados sus cadáveres, muchos en fosas comunes, y gran parte han sido identificados.

Pero la mayoría de los familiares que siguen buscando a los desaparecidos han asumido que no los encontrarán con vida. Solo quieren encontrar los restos para darles un funeral apropiado y pasar página así a una experiencia tan dolorosa como larga.

Tras años de sinsabores, son cada vez más los que tratan de obtener información por fuentes propias ante la desconfianza en las autoridades de un Estado disfuncional como el de Bosnia-Herzegovina.

En algunas ocasiones, para acelerar la búsqueda, han llegado a pagar las exhumaciones de fosas llevadas a cabo por las autoridades, que más tarde les reembolsan parte de los gastos.

El bosnio musulmán Safet I. desapareció en 1993. Fue capturado por los militares bosnio-croatas cuando regresaba de un viaje al extranjero, donde trabajaba, y desde entonces se le perdió la pista.

Su esposa e hijos cuentan en unas declaraciones a Efe que han oído decenas de historias sobre su destino y que, al igual que otros muchos, intentan lograr algún dato nuevo por sus propios medios, sin que hasta el momento hayan podido hallar "ni un hueso".

Cada vez que llega alguna noticia del hallazgo de una nueva fosa común, se despiertan ciertas esperanzas de que los análisis de ADN puedan confirmar que se han encontrado los restos de su familiar.

"Pero nada ha ocurrido, ya es muy difícil hablar de todo esto, todo nos parece en vano", indica a Efe la esposa de Safet.

La búsqueda de desaparecidos se ha vuelto más lenta y, a medida en que disminuye su número y transcurre el tiempo, hay cada vez menos informaciones, hasta que de repente se descubre alguna fosa desconocida, como el año pasado en Tomasica, en la que se encontraron restos de 435 personas.

Además, como cualquier problema en Bosnia, las constantes discordias entre los tres principales pueblos del país, serbios, croatas y musulmanes, han ensombrecido la búsqueda.

Las autoridades serbobosnias denuncian que el Instituto de Desaparecidos de Bosnia, creado en 2008, hace muy poco por buscar a las víctimas serbias.

"Las estadísticas nos dan la razón", asegura Milorad Kojic, director del Centro serbobosnio de investigación de la guerra, crímenes de guerra y búsqueda de civiles desaparecidos.

"Antes de la creación del Instituto se hallaron e identificaron 320 casos de desaparecidos (serbios por año). Desde entonces hasta 2014, han sido encontrados en total unos 200 serbios", explica.

Para dar un nuevo impulso a la búsqueda de desaparecidos en la región balcánica, los presidentes de Bosnia, Croacia, Serbia y Montenegro firmaron a finales de agosto pasado una declaración que recalca el papel del Estado en esa tarea.

El documento, que también pide el castigo para los responsables del destino de las víctimas, fue elaborado por la Comisión Internacional para Personas Desaparecidas (ICMP), un referente en el campo a nivel global, con sede en Sarajevo.

Se considera que todavía hay unos 12.000 desaparecidos por las guerras que azotaron la antigua Yugoslavia en la década de 1990, 8.000 de ellos en Bosnia-Herzegovina.

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