"Los enfermos terminales nos enseñan algo nuevo cada día"

  • Víctor Ventura.

Víctor Ventura.

Madrid, 21 jun.- Borja Múgica es psicólogo del Hospital Centro de Cuidados Laguna de Madrid y convive cada año con 2.000 enfermos terminales en cuidados paliativos, que, según explica, le "enseñan algo nuevo cada día".

El 21 de junio, Día Internacional de la Música, el centro ha organizado un concierto de violín a cargo de cuatro jóvenes de entre 17 y 21 años, que colaboran voluntariamente con sus especialistas para ayudar a los enfermos a relajarse y olvidar, por un rato, su situación.

Según un estudio del propio hospital, que ha resumido Múgica a Efe, la música ayuda a un 66 % de los pacientes a reducir su dolor y aumentar su ánimo, y a un 85 % a aligerar su cansancio, mientras que un 76 % de ellos reconoce que el tiempo se les pasa más rápido cuando escuchan canciones.

El objetivo del personal del centro, en palabras del psicólogo, es que "los enfermos tenga la mejor calidad de vida" en sus últimos días y, si es posible, lograr que mueran "sin ningún sufrimiento".

Todos los trabajadores, desde el director al camarero del restaurante, reciben cursos de psicología para saber cómo tratar a los pacientes y a sus familias y poder convertirse en sus amigos, para que "siempre haya alguien que les dé la mano y les acompañe en sus últimos momentos".

"Cuanto más se comparte el dolor, más se minimiza el sufrimiento. No hablarlo no hace que se sufra menos sino que se sufra por separado, que es peor", ha recordado este psicólogo de la Obra Social La Caixa.

Para lograr ese objetivo también cuentan con la ayuda de 115 voluntarios, personas de diferentes edades y trabajos que asisten "cuando pueden" a colaborar en lo que sea: hablar, tocar música, organizar juegos o cualquier cosa que se les ocurra.

Ana María Pérez, comunicadora del Hospital Laguna, ha comentado a Efe que intentan realizar talleres sobre cualquier cosa que ofrezcan los voluntarios o pidan los pacientes, como pintura, música, baile, teatro o zarzuela.

"Un señor pidió ir a ver al Atleti, era su sueño, así que le llevamos al Calderón a ver un partido y saludar a los jugadores. Otro quería hacer una exposición con los cuadros que pintaba, y los pusimos por los pasillos del hospital", ha explicado Pérez, que resume su objetivo como "ayudarles a poner un broche de oro a su vida".

Entre los numerosos voluntarios que acuden regularmente al centro están Laura, Alejandro, Esperanza y Pablo, estudiantes universitarios que se conocieron en la orquesta de la Jornada Mundial de la Juventud en 2011 y se ofrecieron a colaborar con el hospital haciendo lo que mejor saben hacer: tocar música.

"Lo más satisfactorio es dar algo a los demás", ha explicado Laura, líder del cuarteto y que se mostró "encantada" cuando los coordinadores de voluntariado les ofrecieron actuar para ellos.

Los pacientes que han asistido al acto se han mostrado contentos con la actuación, como Mariana, que les ha agradecido "lo bien que tocan" y "lo guapos que son".

Pilar, de 70 años y con apenas dos semanas de estancia en el hospital, se ha mostrado muy ilusionada porque tocaran un tango, ya que tiene "toda la colección de Carlos Gardel" y, cuando escucha música le "entra algo por aquí que hace que se muevan los pies".

Alejandro González, trabajador social del centro, ha recordado la importancia de tener a los enfermos ocupados con lo que les interesa, para liberarlos a ellos y a sus familias, que puedan descansar y recuperar su vida normal por un rato.

"Es cuidar al cuidador", explica, ya que según sus datos, "un 35 % de los madrileños son dependientes", y la ayuda de los voluntarios y los trabajadores del centro no solo ayuda a los pacientes sino a todos los que les rodean.

González asegura que "es posible morir sin sufrimiento alguno", con la ayuda de cuidados paliativos que reduzcan el dolor físico y ayuda psicológica, que permita aceptar el final del camino y acercarse a él con una sonrisa.

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