Los intérpretes afganos para EEUU también son objetivo de los talibanes

  • El peligro de ser la voz de Estados Unidos u otra fuerza extranjera en Afganistán es un hecho al que se enfrentan a diario miles de intérpretes afganos que se ganan la vida como intermediarios de los militares extranjeros. No sólo pueden morir como víctimas de un fuego cruzado con los insurgentes, sino que también son un objetivo en sí mismos porque les consideran cómplices de los invasores occidentales.
Detenidas cinco personas que pretendían cometer ataques suicidas en Kabul
Detenidas cinco personas que pretendían cometer ataques suicidas en Kabul
Ben Gilbert | GlobalPost

(Base Wilson, Afganistán). Hamayon, un intérprete afgano de 24 años que trabaja para el Ejército de EE UU en la peligrosa franja sur de Afganistán, está menos preocupado por su vida que por la de su hija de 15 meses y la de su mujer, en Kabul. Uno de sus compañeros intérpretes tenía su misma edad, y también una hija pequeña, cuando murió el año pasado por el ataque de un suicida.

Hamayon dice que la familia del traductor sólo recibió 8.000 dólares (6.000 euros) en compensación por parte del contratista militar estadounidense que le había empleado, una cantidad insuficiente para que su familia pueda sobrevivir."Algunas veces pienso que mi niña estará en la misma situación", afirma. "Aquí estamos haciendo un trabajo muy peligroso. Pero aún así, lo hacemos".

Hamayon gana unos 850 dólares (640 euros) al mes acompañando a las fuerzas de la Compañía Dog, del 12º Regimiento de Infantería del Primer Batallón del Ejército de EE UU, en la volátil provincia afgana de Kandahar. Su conocimiento de idiomas incluye el inglés, el dari y el pastún, lo que le convierte en una figura muy valiosa para los militares.

Hamayon es sólo uno de los miles de intérpretes afganos contratados por la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF por sus siglas en inglés) para servir como intermediarios entre los militares de EE UU y la población civil afgana. Otros miles están siendo contratados para traducir para los 30.000 soldados de EE UU que están a punto de llegar al país.

Estas nuevas tareas están sirviendo para dar trabajo a los jóvenes afganos, en un país azotado por la guerra en los últimos nueve años. También les abren la puerta a la esperanza de conseguir un visado de inmigración a EE UU o a otros países de la OTAN.

El enorme aumento del número de intérpretes también significa que cada vez mueren más de ellos, pero no sólo en combate. Los talibanes y otros insurgentes también comienzan a atacar a los traductores cuando están en sus casas, lejos de la protección de los militares.

"Ha habido un aumento gradual del número de lugareños que trabajan para la ISAF que han sido asesinados", afirma el capitán canadiense Terry Maccormac, que como mentor del Ejército afgano trabaja estrechamente con los intérpretes en la Base Wilson.

Un intérprete afgano que trabajaba con los militares canadienses en Kandahar fue asesinado por los talibanes en enero, según el servicio de noticias Canwest. Maccormac dice que el Gobierno de Canadá emitió un informe clasificado este invierno advirtiendo que los talibanes están apuntando como objetivos hacia los afganos que trabajan para la ISAF.

"Se sabe que cualquier ciudadano local que trabaje para la ISAF puede ser asesinado", dice. "Y estos chicos [los intérpretes] también lo saben, y por eso sus nombres se guardan en secreto".

La mayor parte de los afganos utilizan nombres occidentalizados por razones de seguridad. Al igual que muchos traductores trabajando para ISAF en el sur de Afganistán, Tom y James están contratados por una empresa de EE UU que se llama Mission Essential Personnel, y son de Kabul. No han querido dar sus verdaderos nombres para este reportaje.

"La mayor parte de la gente por aquí nos conoce de vista", dice James, de 24 años. "Y cuando vienen a Kabul dicen 'oh, he visto a este tipo, es un intérprete de los americanos. Hagamos algo contra él'".

"Nos ejecutan, porque no les gusta que los afganos como nosotros trabajemos con los americanos", dice acerca de los talibanes un intérprete de la compañía 1-12 Bravo llamado Samim. "Creen que somos espías. Pero sólo estamos trabajando para alimentar a nuestras familias".

La mayor parte de los traductores dicen que asumen el riesgo por el sueldo, y por la posibilidad de que el puesto les abra oportunidades en el extranjero."Si hago este trabajo más de dos años podré pedir un visado de entrada en EE UU, que es lo que quiero", dice Tom, un intérprete de 22 años que trabaja en el cuartel general de la compañía 1-12. "Mi objetivo es ir a EE UU para hacer mis estudios superiores".

"No quiero hacer esto para siempre", continúa. "Si estamos ayudando a los americanos, los americanos también nos deben de ayudar a nosotros".

El Gobierno de EE UU tiene un programa anual de visados especiales de inmigración para 5.000 intérpretes militares, tanto de Afganistán como de Irak. Los traductores pueden optar a pedir estos visados tras un año de trabajo (no hacen falta dos, como apuntaba Tom), y necesitan tener para ello la recomendación de un general o de un diplomático estadounidense. Canadá también tiene un programa parecido.

Aunque los traductores afganos viajan en los mismos vehículos, comen la misma comida y viven en las mismas bases que las unidades estadounidenses, no pueden utilizar la mayor parte de los retretes portátiles de los soldados, y tienen que usar duchas separadas."NO TERPS" (el diminutivo de intérprete) está rotulado en la puerta de muchos váteres y duchas de la Base Wilson. Las señales sólo aplican a los ciudadanos locales, no a los intérpretes afgano-estadounidenses, que reciben unos sueldos más altos por trabajar en un país del que hace tiempo que se han marchado.

"Me gusta que me llamen intérprete. Es un poco más educado. Y por mi nombre, porque para eso lo tenemos bordado en los uniformes", dice James. Pero cuando los soldados le llaman terp no les dice nada. "No quiero causar ningún problema", explica.

Mostrar comentarios