Los neoyorquinos se recuperan con buen ánimo del paso destructor de "Sandy"

  • Los neoyorquinos tratan hoy de recuperar la normalidad tras el paso del huracán "Sandy", que paralizó la ciudad de los rascacielos y obligó a sus habitantes a permanecer a cubierto, mientras en el exterior soplaban vientos de hasta 150 kilómetros por hora y caían cuantiosas lluvias.

Marta Quintín

Nueva York, 30 oct.- Los neoyorquinos tratan hoy de recuperar la normalidad tras el paso del huracán "Sandy", que paralizó la ciudad de los rascacielos y obligó a sus habitantes a permanecer a cubierto, mientras en el exterior soplaban vientos de hasta 150 kilómetros por hora y caían cuantiosas lluvias.

"Estaba asustada, pero fue menos de lo que pensaba. He vivido tormentas peores en mi tierra, República Dominicana", explicó hoy a Efe Patricia González, una residente de la parte oeste de Harlem, en el alto Manhattan.

Su compatriota José Coste, quien también vivió la tormenta al norte de la isla, resaltó que "los árboles estaban tan doblados que casi llegaban al suelo", pero apuntó que no es "el peor huracán" que ha presenciado, aunque, en su opinión, sí superó en intensidad a "Irene", que azotó Nueva York el verano pasado.

Coste remarcó además el "buen servicio" que ofrecieron las autoridades ya que "estuvieron toda la noche patrullando, y si veían a alguien solo, acudían para preguntarle si necesitaba ayuda".

Precisamente, a la buena labor de los bomberos aludió Laura Riveros, quien, en la parte este de Harlem, fue testigo de cómo en el edificio que hay frente al suyo habían dejado "los andamios para limpiar ventanas colgando, por lo que aquello parecía una película de terror".

"Tuvieron que acudir los bomberos y lograron amarrar los andamios que esos orangutanes habían dejado sueltos, porque no los podían descolgar", relató.

Patricia Pasquín, que vive al lado del río Hudson, tuvo que marcharse de su casa porque estaba en zona con riesgo de inundación, y todavía no ha podido volver a su casa, por lo que desconoce si la tormenta ha ocasionado desperfectos en su vivienda.

"Me he venido a casa de una amiga que vive en Brooklyn. Aquí no ha habido inundaciones ni cortes de luz pero por la calle hay muchos árboles caídos, basura y los semáforos no funcionan", explicó.

En el barrio de El Bronx, Karla Coreas experimentó a "Sandy" como "menos fuerte" que "Irene", y añadió que, aunque su compañía de cable le informó de que le cortarían el servicio temporalmente, finalmente no lo hicieron.

También en El Bronx, Alejandro Martínez pasó el día "encerrado en casa" con su familia, tal como decretaron las autoridades, "viendo las noticias y preparado para lo peor".

"Nunca pasó nada tan grave como pensábamos, aunque en torno a las 20.00 (hora local) la luz se fue en mi bloque. Pero a las dos horas volvió", detalló Martínez.

Por otro lado, en el barrio de Brooklyn, en el vecindario de Park Slope, una zona que fue marcada como de "riesgo potencial" por el Ayuntamiento de la Gran Manzana, no faltó en ningún momento el suministro de luz, internet o agua.

"Todo estuvo muy tranquilo durante toda la noche y ni siquiera se nos inundó el patio interior, como sí ha solido pasar en otras tormentas 'normales'", recalcó Daniel Triadó, uno de estos residentes de Park Slope donde, según sus palabras, "el huracán pasó de largo".

Sí se notó la amenaza de "Sandy" en las "enormes colas que se formaron el domingo en los supermercados de la zona, donde se agotaron las existencias de pan, agua y otros alimentos básicos", según Triadó.

En otra área de Brooklyn, en Greenpoint, sí se perdió la conexión a internet y la cobertura de los teléfonos en casa de Ana Conchán, pero no la electricidad, ni entró agua en su sótano, un percance que "suele ocurrir con facilidad" y en previsión de lo cual colocaron algunos sacos de arena en los accesos de la vivienda, que finalmente, no fueron necesarios.

En Queens, uno de los barrios más afectados, Emely Grisanti notó, en una vigesimoséptima planta, que "el edificio se movía a veces, con los fuertes vientos, se balanceaba", pero que no fue "nada del otro mundo", ya que conservaron tanto la electricidad como el cable.

Por último, en la cercana Nueva Jersey, el viento, según Aída Álvarez, "estuvo bravo", lo que provocó que "se cayeran unos cuantos árboles grandes", y la luz "como que se quería ir, pero no".

También los hubo que trataron de abandonar Nueva York y no pudieron, como la malagueña Patricia Duro, que tenía previsto volar a Madrid el lunes y que el domingo recibió un aviso de Iberia de que su vuelo había sido cancelado y que estaba en lista de espera para viajar el miércoles, aunque algunas compañías van a prorrogar las cancelaciones.

Por ello, tuvo que extender el alquiler de su piso en Times Square, un problema al que, según le contaron sus caseros, se han tenido que enfrentar más turistas.

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