Más de 3.200 marfileños murieron en crisis postelectoral según último informe

  • Más de 3200 personas murieron durante la crisis postelectoral de Costa de Marfil durante los primeros meses de 2011 que se desató por unos ajustados comicios, tras los que el expresidente Laurent Gbagbo se negó a traspasar el poder a su rival político, Alassane Ouattara, actual jefe de Estado del país.

Abiyán, 9 ago.- Más de 3200 personas murieron durante la crisis postelectoral de Costa de Marfil durante los primeros meses de 2011 que se desató por unos ajustados comicios, tras los que el expresidente Laurent Gbagbo se negó a traspasar el poder a su rival político, Alassane Ouattara, actual jefe de Estado del país.

Según indica un informe divulgado anoche por la Comisión Nacional de Investigación que se formó tras el episodio de violencia, las fuerzas favorables a Gbagbo acabaron con la vida de 1542 personas, de las cuales 1009 murieron en ejecuciones sumarias.

Por otra parte, el documento responsabiliza a las fuerzas que apoyaron al presidente Ouattara de la muerte de 727 personas, 545 de las cuales fueron ejecutadas.

La Comisión Nacional de Investigación fue creada en 2011 por el presidente Ouattara para aclarar los incidentes que se produjeron durante la crisis postelectoral, entre diciembre de 2010 y abril de 2011.

La Comisión registró un total de 28.000 casos de violaciones diversas de los derechos humanos, aunque según la presidenta del comité, Paulette Badjo, dichas cifras están por debajo de la realidad.

El informe señala como culpables de estos actos a los policías, a los gendarmes, a grupos de autodefensa que se crearon, y los llamados "dozos", cazadores tradicionales implicados en los incidentes violentos que se posicionaron a favor de Ouattara.

El presidente Ouattara recibió anoche el informe en un acto público celebrado en el Palacio Presidencial, en el que reiteró su voluntad de poner fin a la impunidad de los culpables de las más de 3.200 víctimas de la violencia postelectoral.

La negativa de Laurent Gbagbo a admitir tras su derrota en los comicios de finales de 2010 sumió al país en una intensa ola de violencia que, según ya apuntó la ONU poco después del fin de los incidentes, dejó más de 3.000 muertos.

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