Miguel Pajares, una vida entera dedicada al cuidado de los más necesitados

    • El sacerdote entró en la Orden Religiosa San Juan de Dios con 12 años y, desde entonces, "ha dedicado su vida a ayudar a quienes lo necesitan", relataba su hermano.
    • Sacerdote de la orden de San Juan de Dios desde la década de los 60, había estado en el continente africano desde su jubilación.
El religioso Miguel Pajares, en una imagen de 2011
El religioso Miguel Pajares, en una imagen de 2011
ONG Juan Ciudad

Miguel Pajares, el primer español fallecido por Ébola, dedicó gran parte de su vida a cuidar de los demás. Nacido en La Iglesuela, un pueblo de la provincia de Toledo, hace 75 años, Miguel Pajares había trabajado en Liberia desde 2007. Sacerdote de la orden de San Juan de Dios desde la década de los 60, había estado en el continente africano desde su jubilación. Primero estuvo en Ghana, hasta que en 2007 marchó a Liberia, como director espiritual y para ciudar de los enfermos.

El sacerdote entró en la Orden Religiosa San Juan de Dios con 12 años y, desde entonces, "ha dedicado su vida a ayudar a quienes lo necesitan", relataba su hermano Feliciano. Miguel Pajares estudió Enfermería, después se ordenó sacerdote y estuvo 18 años de misiones en distintos países, entre ellos, Irlanda, Ghana o Liberia.

Miguel Pajares, el mediano de cinco hermanos, visitó por última vez su pueblo natal el pasado mes de junio y tenía previsto volver a España a últimos de agosto o principios de septiembre para quedarse y continuar su labor porque, narraba su hermano Feliciano, "siempre ha dicho que hay que hacer obras buenas por los demás".

Según informa el Diario de León, desde que marchó a Monrovia en 2007 había perdido 12 kilos de peso por las pésimas condiciones de vida en la capital de Liberia. Cada año, volvía a León para someterse a un chequeo médico. El sacerdote sufría de problemas de corazón.

Antes de iniciar su trabajo en el continente africano, estuvo en un colegio de Palencia y en otro de Valladolid, según informaban en su pueblo. Pajares era el encargado de oficiar la misa de la patrona de la localidad, además de los Oficios de Semana Santa. Solía acudir a su pueblo natal, de unos 500 habitantes, dos veces al año, y su familia, antes de conocerse la trágica noticia de su contagio y de su fallecimiento este martes, lo esperaba de vuelta en casa en el mes de septiembre.

Era capellán del hospital que dirige la orden en la ciudad de Monrovia, Liberia. Un centro que se consideraba un referente para la atención sanitaria en el país africano desde hace 50 años, cuando fue fundado. En el lugar, donde se contagió la enfermedad, se encontraba aislado junto a sus compañeros, a los que no quería abandonar. El sacerdote contrajo la enfermedad cuando cuidaba de su hermano Patrick Shamdze, que murió por ébola, a pesar de que este dio negativo en la prueba. Debido al negativo, Pajares se relajó, hasta que comenzó a sufrir los síntomas del virus.

"Es un buen hombre, una persona estupenda, muy querido por todos, ha hecho mucho bien", son algunas de las palabras que le dedicaron a Miguel Pajares sus vecinos de la Iglesuela, en declaraciones a EFE.

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