Las autoridades de este estado del norte de Estados Unidos enfrentan una crisis sanitaria de proporciones debido a agua contaminada surgida tras medidas de ahorro aplicadas en la ciudad de Flint, donde viven unas 100.000 personas.
Los problemas de polución surgieron luego de que funcionarios del estado ignoraron advertencias sanitarias sobre el mal olor del agua y quejas de los residentes que decían que el agua los enfermaba.
El jueves, el gobernador de Michigan Rick Snyder remitió una solicitud al presidente para que declarara el estado de emergencia.
Hace cuatro años, el gobernador designó un interventor para que tomara el control de las complicadas finanzas de la ciudad de Flint.
Como parte de un programa de reducción de gastos, la ciudad comenzó en abril de 2014 a consumir agua del Río Flint en lugar de comprarla a Detroit. Allí fue cuando comenzaron los problemas.
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