Prisión para un ex alcalde de Lanzarote por construir una vivienda en un parque natural

  • La Audiencia de Las Palmas condena al ex alcalde del municipio de Tinajo, al promotor y al constructor de una vivienda de dos plantas levantada en un parque natural protegido en 1998.
Lanzarote
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Sara Acosta

La Audiencia de Las Palmas condenó ayer a seis meses de prisión al ex alcalde del municipio de Tinajo (Lanzarote), Luis Perdomo, al promotor Andrés Cabrera y al responsable de obra José Corujo por la construcción de una vivienda privada de dos plantas en el Parque Natural Protegido de La Geria, un área conocida en la isla por su paisaje volcánico y la producción de vino.

El ex-alcalde también ha sido condenado a la inhabilitación de su cargo público durante siete años. Los otros dos imputados han sido además condenados al pago de una multa y a la inhabilitación profesional durante tres y siete años, respectivamente.

La sentencia llega 12 años después de que la organización ecologista WWF denunciara la construcción de una vivienda de dos plantas en pleno Parque Natural Protegido de La Geria.

En esta zona de Lanzarote se cultiva se cultiva el vino de la isla, conocido por su característico modo de cultivo, dentro de unas formaciones de piedra para aprovechar el rocío, dada la escasez de agua. En 1998, el entonces alcalde del municipio de Tinajo concedió el permiso de construcción de 40 metros cuadrados en una charla en un bar con el promotor y el que sería el jefe de obra.

Sin embargo, y dado el carácter protegido del entorno, cualquier intervención en la zona requiere la calificación territorial del Cabildo de Lanzarote, documento que los imputados nunca solicitaron ni llegaron a tramitar.

La vivienda tenía una extensión inicial de 40 metros cuadrados y servía como cuarto de aperos. El ex alcalde, de UCD y ya retirado de la política, dio su autorización para la ampliación de 160 metros, siendo hoy una vivienda de dos plantas.

Perdomo aseguró ante el juez que su autorización fue “verbal” y sólo “para una cocinita y un bañito”. El constructor reconoció que en los noventa, los permisos de construcción se daban de forma verbal.

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