Protesta maorí fuerza al primer neozelandés a abandonar acto del día nacional

  • El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, tuvo que abandonar hoy un acto del día nacional con la comunidad maorí por las protestas de un grupo de indígenas ante los planes del Gobierno para vender cuatro plantas de energía públicas.

Sídney (Australia), 5 feb.- El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, tuvo que abandonar hoy un acto del día nacional con la comunidad maorí por las protestas de un grupo de indígenas ante los planes del Gobierno para vender cuatro plantas de energía públicas.

Unos 40 manifestantes interrumpieron el discurso de Key, que tuvo que ser evacuado durante la conmemoración del Tratado de Waitangi, firmado en 1840 en esta localidad entre la Corona Británica y las tribus maoríes, y que inició la colonización del archipiélago.

Policía y guardas maoríes forcejearon para contener a los manifestantes que gritaban con megáfonos "No queremos escucharte, John Key" e "Iros a casa", y mostraron pancartas con el eslogan "Aotearoa (Nueva Zelanda) no está en venta".

"De ninguna manera me he sentido en peligro. Ha sido una oportunidad perdida porque quería presentar el punto de vista del Gobierno sobre las cuestiones que ellos están debatiendo", dijo Key a los periodistas después de salir de Waitangi.

"Al final acabamos con un grupo de gente con megáfonos que arruinaron cualquier opción de mantener una conversación sensible", añadió el primer ministro.

Los activistas maoríes temen que el Ejecutivo no tenga en cuenta cláusulas del tratado en la privatización de las cuatro plantas, una cuestión sobre la cual el Partido Maorí amenazó la semana pasada de romper la coalición de gobierno con el Partido Nacional de Key.

Key propuso la venta parcial de compañías estatales para afrontar la recuperación económica tras ser reelegido en noviembre a pesar de que las encuestas muestran la impopularidad de la medida entre los neozelandeses.

Junto a los maoríes se manifestaron sindicalistas y activistas anticapitalistas.

"Esto es una agresión a la gente de Nueva Zelanda. No se trata de una batalla entre Maoríes y Pakeha (neozelandeses de origen europeo), sino entre ricos y pobres", dijo uno de ellos, Joe Carolan, al grupo Fairfax.

La comunidad maorí representa el 15 por ciento de los 4,4 millones de habitantes de Nueva Zelanda.

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