Pueblo de Bedford conmemora muerte de sus jóvenes en Normandía hace 70 años

  • El pueblo de Bedford (Virginia, EEUU) recordó hoy a sus muertos en el Desembarco de Normandía, que convirtió a esta pequeña comunidad en la ladera de los Apalaches en la que hizo el mayor sacrificio de vidas en Estados Unidos con respecto a su población.

Washington, 6 jun.- El pueblo de Bedford (Virginia, EEUU) recordó hoy a sus muertos en el Desembarco de Normandía, que convirtió a esta pequeña comunidad en la ladera de los Apalaches en la que hizo el mayor sacrificio de vidas en Estados Unidos con respecto a su población.

La pequeña localidad de Virginia se detuvo esta mañana para rendir homenaje a aquellos jóvenes en el 70 aniversario del Desembarco de Normandía, que marcó el inicio del fin de la Alemania nazi, a los llamados "Chicos de Bedford".

Un total de 19 muchachos de esa localidad, que por aquel entonces rondaba los 3.000 habitantes, perdieron la vida en las playas francesas el 6 de junio de 1944.

Las muertes convirtieron a la rural Bedford en la comunidad que hizo el mayor esfuerzo en vidas, proporcional a su población, en todo Estados Unidos.

Los "Chicos de Bedford" fueron recordados hoy por autoridades, turistas, veteranos y familiares de los fallecidos y de los supervivientes del desembarco con una ceremonia solemne y ofrendas, a miles de kilómetros de las playas "Utah", "Omaha", "Gold" y "Sword", las mortíferas zonas elegidas por los aliados para el desembarco.

Más de 4.000 soldados aliados perdieron la vida bajo el fuego nazi, pero otros muchos miles consiguieron avanzar desde el norte de Francia para liberar París y poner fin al III Reich de Adolf Hitler con la toma de Berlín menos de un año después.

Francis Sydney Cunningham, de 92 años y uno de los supervivientes de ese desembarco, asistió hoy a las ceremonias de conmemoración por los muertos de Bedford.

Su esposa, Eleanor, recordó en una entrevista con el canal local WWBT lo duro que fue para su marido sobrevivir a esa invasión, atrapado tras la líneas enemigas, herido y enterrado en trincheras repletas de muertos.

Cunningham es un ejemplo de la dureza de aquel desembarco, que encerraba una muerte casi segura y obligaba a un coraje ejemplar.

El veterano era piloto de un avión planeador sin motor que se debía infiltrar en plena noche y sin muchas referencias geográficas en la retaguardia nazi y avanzar sobre el terreno para sorprender a las fuerzas enemigas.

La ceremonia de Bedford fue una de las más emotivas hoy en Estados Unidos, donde por todo el país se recordó el sacrificio estadounidense de más de 1.400 soldados.

En Washington se realizaron ofrendas en el monumento a la Segunda Guerra Mundial en el National Mall, la explanada que va desde el Capitolio hasta el monumento a Abraham Lincoln.

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