Quiroga encara su reelección sin cerrar la tensión interna por el número dos

  • La presidenta del PP del País Vasco, Arantza Quiroga, encara su reelección, el próximo sábado, con la incógnita abierta sobre la identidad de su número dos, una cuestión que ha desatado unas inesperadas tensiones internas que la dirigente guipuzcoana no ha podido cerrar a tiempo.

Rafael Herrero

San Sebastián, 2 mar.- La presidenta del PP del País Vasco, Arantza Quiroga, encara su reelección, el próximo sábado, con la incógnita abierta sobre la identidad de su número dos, una cuestión que ha desatado unas inesperadas tensiones internas que la dirigente guipuzcoana no ha podido cerrar a tiempo.

Lo que en principio se atisbaba como un congreso de mero trámite, un baño de legitimidad para una presidenta elegida el pasado mes de mayo en los despachos de los principales dirigentes del partido, se ha complicado más de lo deseable para una Arantza Quiroga que, con el afán de hacer su propio equipo -en el que no quiere al hasta ahora secretario general, Iñaki Oyarzábal-, se ha topado con la realidad que imponen los equilibrios internos propios del ecosistema de cualquier partido político.

Consciente ahora de la herida interna que ha abierto el desaire a Oyarzábal, un referente del poderoso PP alavés muy próximo a su presidente, Alfonso Alonso, Quiroga trata de cerrar, por ahora sin éxito, un candidato de consenso para la secretaría general que permita evitar un voto de castigo en el congreso extraordinario del sábado que lastre su liderazgo al frente de los populares vascos.

La presidenta se había marcado el pasado viernes como fecha límite para acordar el nombre del nuevo secretario general, pero las conversaciones con los principales dirigentes de la formación, especialmente con Alfonso Alonso, no fructificaron y se espera que mañana pueda haber una "fumata blanca" que permita afrontar el congreso con al menos cinco días de calma.

Única candidata a la presidencia, la dirigente guipuzcoana verá suficientemente refrendado su liderazgo si supera al menos el 82,1 % de los votos que obtuvo en 2008 su antecesor, Antonio Basagoiti, en un congreso marcado por la división tras la renuncia de María San Gil por sus desavenencias con la política marcada por Mariano Rajoy.

El PP vasco afronta ahora su congreso extraordinario con escasa contestación interna de quienes se veían reflejados en San Gil -algunos de ellos, como Santiago Abascal, abandonaron el partido-, pero en medio de un clima viciado por las luchas de poder abiertas tras la decisión de Quiroga de prescindir del secretario general para, como dijo el viernes, "mover el banquillo".

Por primera vez el PP vasco plantea un congreso abierto a toda la militancia, un paso hacia la profundización de la democracia interna que en esta ocasión puede volverse contra la presidenta, ya que el 42,2 % de los compromisarios inscritos procede de Álava, el territorio más molesto con Quiroga.

En total han sido 959 militantes los que han dado su nombre para acudir al congreso, de los que 413 son vizcaínos, 405 alaveses y 141 guipuzcoanos, según han informado a EFE fuentes del PP vasco.

La participación se abre -hasta ahora los congresos del PP vasco reunían en torno a los 250 compromisarios-, aunque se limita al debate de las ponencias y a una sola votación, la de la presidenta, con la única candidatura de Quiroga.

La designación del secretario general y los otros 21 vocales de la nueva Junta Directiva del PP vasco constituye una decisión que compete únicamente a la presidenta, que, eso sí, deberá darla a conocer antes de recibir el refrendo del congreso.

Todo esto ocurrirá el sábado, en una larga jornada que abrirá por la mañana la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y que clausurará por la tarde el presidente del partido y del Gobierno, Mariano Rajoy.

El viernes el congreso se dedicará al debate, en dos comisiones, de sus dos ponencias, la política, redactada por el presidente de Gipuzkoa, Borja Sémper, y la económica que ha elaborado el líder en Bizkaia, Anton Damborenea.

Además de la conformación del nuevo equipo directivo, el congreso servirá para dar un espaldarazo a la línea política del PP vasco que inauguró Antonio Basagoiti, una formación que abandonó las posiciones de "resistencia" a la que le sometió el terrorismo de ETA para intentar convertirse en un partido con influencia, capaz de llegar a acuerdos y adoptar iniciativas políticas más allá de la mera contención del nacionalismo.

Este giro ha costado a los populares vascos duras críticas de militantes más leales a los postulados de María San Gil y Jaime Mayor Oreja, un sector del que no se espera que influya en el resultado del congreso del sábado, en el que Quiroga recibirá el apoyo absoluto de un Mariano Rajoy que siempre ha avalado la línea política del actual PP vasco.

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