Las mismas fuentes han detallado que, de las 85 personas que pernoctaban en la parroquia cuando acordaron que Cáritas gestionaría su situación, unas 60 acudieron a una entrevista obligatoria para seguir durmiendo en el espacio, de las que 22 optaron por buscar por sus propios medios otra alternativa o por no acudir más a Santa Anna.
El resto --excepto unos ocho, que fueron obligados a dejar la parroquia por diversas razones-- fueron atendidos por servicios del Ayuntamiento o por Cáritas, y a cuatro de ellos se les facilitó poder trasladarse a otro Estado, ya fuera o no su país de origen, según su voluntad.
Han concretado que, de la veintena de personas a las que se les ha proporcionado una alternativa habitacional, cerca de una decena han accedido a pisos compartidos, y otra decena está de forma provisional en pensiones, a la espera de una solución más estable.
La parroquia Santa Anna permitió a personas 'sin hogar' pernoctar en su interior a partir del martes 17 de enero por la ola de frío, y los siguió aceptando hasta el domingo 5 de febrero, cuando Cáritas y los servicios de inserción social del Ayuntamiento, en colaboración con otras entidades, pasaron a acompañar socialmente a las personas más vulnerables.
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