Santos prepara a Colombia para asimilar los sacrificios de la paz

  • El anuncio del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de comenzar a negociar con las FARC el cese el fuego bilateral supone un reto psicológico para sus compatriotas, que empiezan a asimilar que la recta final del proceso de paz traerá las decisiones más difíciles de aceptar.

Cynthia de Benito

Bogotá, 15 ene.- El anuncio del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de comenzar a negociar con las FARC el cese el fuego bilateral supone un reto psicológico para sus compatriotas, que empiezan a asimilar que la recta final del proceso de paz traerá las decisiones más difíciles de aceptar.

El miércoles, en su primera alocución a la nación de 2015, Santos advirtió a los colombianos de que este año será complejo y subrayó que, para lograr su propósito de firmar la paz en los próximos doce meses, aún "falta lo más difícil".

El mensaje llega tras la orden de "acelerar los diálogos" con las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que el mandatario dio a sus negociadores el 5 de enero, el último ejemplo de que piensa cumplir este año con la promesa que le aseguró ser reelegido en 2014: acabar con 50 años de lucha interna.

La negociación, que arrancó en noviembre de 2012 a partir de una agenda de cinco puntos, ya ha alcanzado preacuerdos sobre los tres primeros apartados, referidos a la propiedad de la tierra, la participación política y las drogas ilícitas.

Sin embargo, por delante quedan los polémicos puntos de reconocimiento y reparación de las víctimas de ambas partes y la dejación de armas y el cese el fuego bilateral, aspectos que van a traer elementos difíciles de digerir para la población, cuyo apoyo es ahora esencial para el jefe de Estado.

Por eso, en opinión de Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, la alocución del miércoles es la prueba de que Santos "está comenzando a preparar el terreno para una serie de cosas que se vienen encima en esta fase".

Este investigador comentó a Efe que lo importante no es el inicio de las negociaciones sobre el cese el fuego bilateral, puesto que ya en agosto se comenzó a preparar este punto, sino que la opinión pública empiece a escuchar conceptos que hoy son algo impopulares.

A esta descripción se ajustan varios temas que el país tendría que "aceptar" si quiere alcanzar la paz, ninguno de ellos fáciles.

"Primero el tema del cese bilateral. En tres o cuatro meses vamos a tener cese el fuego bilateral porque el proceso de paz está muy maduro", aseguró este analista, que alerta sobre el coste político que esta medida puede tener para el Gobierno si no es ampliamente respaldada por la sociedad.

Y es que enfrente está el uribismo, la corriente opositora liderada por el expresidente Álvaro Uribe, en cuyo gobierno Santos fue ministro de Defensa, y contrario al proceso de paz actual.

"El uribismo va a entender que un cese bilateral es una zona de distensión y que las FARC se van a fortalecer, entonces Santos comienza a preparar a la sociedad para esos anuncios, para algunas cosas que no van a ser de mucha popularidad pero que va a tocar aceptarlas", asevera Ávila.

La indecisión sobre el cese el fuego se ha visto apenas unas horas después de la intervención del presidente.

Mientras el mandatario evita especificar cuándo, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, interpretó su declaración para asegurar que el alto el fuego llegará cuando se firme el acuerdo definitivo, pero éste a su vez fue contradicho por el titular de Interior, Juan Fernando Cristo, que habló de "dos alternativas": llegar al alto el fuego antes o después de la firma de la paz.

Dejar de perseguir a la guerrilla sin haber firmado la paz no es la única decisión difícil que van a tener que asimilar los colombianos este año.

"Por ejemplo, también está la casi que nula cárcel que enfrentarán los guerrilleros, y Santos comienza a preparar a la sociedad para eso diciendo lo del cese bilateral. Él lo tiene que anunciar de alguna forma", afirma.

Tener el respaldo de la sociedad será decisivo no solo para sacar adelante el proceso de paz, sino para ganar de paso la batalla política en 2015, año de elecciones municipales y regionales en las que se jugarán plazas tan fundamentales como Bogotá.

"Anoche comenzó la disputa por la sociedad", sostiene Ávila, que considera factible la ambición del presidente por firmar la paz este año, siempre y cuando tenga a la sociedad detrás.

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