Serbia toma riendas de la OSCE con el reto de mediar entre Rusia y Occidente

  • Serbia asume esta semana la presidencia de turno de la OSCE, en medio de la crisis de Ucrania, con el objetivo declarado de actuar como mediador para mitigar la situación geopolítica en Europa más delicada desde el fin de la Guerra Fría.

Snezana Stanojevic

Belgrado, 14 ene.- Serbia asume esta semana la presidencia de turno de la OSCE, en medio de la crisis de Ucrania, con el objetivo declarado de actuar como mediador para mitigar la situación geopolítica en Europa más delicada desde el fin de la Guerra Fría.

Belgrado asegura que sus históricas relaciones de amistad con Moscú pueden servir para este propósitos.

Al mismo tiempo, Serbia se resiste a unirse al régimen de sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea (UE), con la que negocia su adhesión, lo que exigiría alinear su política exterior.

El ministro serbio de Exteriores, Ivica Dacic, presentará mañana, en la sede de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Viena, sus prioridades en el Consejo Permanente, en el que están representados los 57 estados asociados a este organismo.

Un año de mediaciones de la OSCE bajo presidencia de Suiza desembocaron en un frágil alto el fuego, supervisado por los observadores de la organización.

"La crisis de Ucrania es el mayor reto para las relaciones internacionales en general, y para Serbia sobre todo como nuevo presidente rotatorio de la OSCE", asegura a Efe en Belgrado el analista y catedrático de Ciencias Políticas Predrag Simic.

De hecho, para Dacic la mitigación de la crisis ucraniana será prioridad de la presidencia serbia y la intención es "poner todos los esfuerzos en la búsqueda de soluciones políticas a los problemas actuales y tomar las riendas entregadas por Suiza".

El ministro serbio aseguró en una reciente rueda de prensa que su país tiene cuentas limpias con todos los actores en la crisis ucraniana y que nadie debería verlo como un "enemigo".

Serbia es un "país de encuentro" del Este y Occidente, aseveró Dacic, quien en los años 1990 fue un íntimo colaborador del fallecido presidente autoritario Slobodan Milosevic.

Serbia ha sido criticada por algunos países de la UE por no unirse a las sanciones europeas contra Rusia, aunque reitera su apoyo a la integridad territorial de Ucrania.

Pero, según Simic, precisamente una posición de neutralidad debe ser "la condición para quien preside la OSCE para que pueda cumplir sus funciones".

"La OSCE es una organización que nació a comienzos de los años setenta (del siglo pasado) para ofrecer negociaciones y buscar un equilibrio entre Este y Oeste", recuerda el analista.

"La gran pregunta es ahora si Serbia podrá cumplir ese rol (de mediador) porque parece que ni Moscú ni Washington están dispuestos, ya que todavía consideran que mostrando la fuerza pueden conseguir más", advierte Simic.

Otros posible problema para Belgrado, alegan diplomáticos en Viena, son las escasas capacidades tanto financieras como de recursos humanos de Serbia durante la presidencia de este año.

Con unos 4 millones de euros, el país balcánico invierte apenas un quinta parte en la presidencia de la OSCE de lo que hizo Suiza el año pasado.

No obstante, Simic opina que el aspecto financiero no representará una limitación en el cumplimiento de sus tareas.

"En este momento, las tensas relaciones entre Moscú y Washington son lo que limitará las capacidades de la organización de cumplir su papel" y encontrar su "misión de origen", asegura.

De ser exitosa su presidencia de turno, Serbia podría mejorar su imagen internacional y reforzar su posición en las negociaciones con la UE, y también frente a Kosovo, agrega Simic.

Serbia espera abrir en los próximos meses los primeros capítulos de las negociaciones de adhesión comunitaria, y uno de los aspectos más importantes de ese proceso es la normalización de relaciones con Kosovo, una provincia serbia habitada por una mayoría albano-kosovar que declaró su independencia de forma unilateral en 2008.

La OSCE abarca a 57 países de tres continentes, un espacio con unos mil millones de habitantes, y otros once países asociados, y es el foro regional de seguridad más amplio del mundo.

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