Interrogado, la víspera del Día mundial de la lucha contra el Sida, sobre la controvertida oposición de la Iglesia al preservativo, el pontífice argentino se mostró descontento y rechazó dar una respuesta directa.
Entre otros, señaló que "la moral de la Iglesia se encuentra ante una perplejidad" frente a este problema, reconoció el Papa ante la prensa presente en el avión que lo llevaba de regreso a Roma tras su primera gira africana, donde el Sida continúa siendo la primera causa de mortalidad.
Al igual que sus predecesores, Francisco no apoyó el uso del preservativo: "es uno de los métodos" para evitar la propagación del virus, pero "las relaciones sexuales tienen que estar abiertas a la vida", dijo, tras lo que mencionó otros flagelos, como "el hambre, el esclavismo laboral, la falta de agua potable, el tráfico de armas...", sin restarle importancia al Sida.
Sobre el terreno, sin embargo, numerosos dispensarios católicos no prohíben el uso de preservativos en casos de urgencia.
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