Ucrania no es país para Yanukóvich

Las revueltas pacíficas que estallaron en Ucrania hace tres meses concluyeron con más de cien muertos, la huída de su presidente, un país en bancarrota y la creciente tensión entre Rusia y los miembros de la OTAN. No se prevé un enfrentamient entre los dos bloques, aunque la mirada está puesta en Crimea y el levantamiento de esta región contra el gobierno interino de Kiev.

El enviado especial de El Mundo en Kiev, Pablo Rodríguez Suanzes, revela a www.teinteresa.es la situación que vivió en primera persona durante la cobertura de los enfrentamientos en la plaza de Maidan y las jornadas posteriores a la huída del presidente Viktor Yanukóvich quién desde Rusia denuncia que la toma del poder por parte de una minoría profascista.

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El cambio político en Ucrania está en marcha y en él no hay lugar para el expresidente. Pablo Rodriguez Suanzes describe que en las calles de Kiev y sobre todo en la plaza de Maidan ya se respira el ambiente electoral. "La campaña electoral empezó oficialmente esta semana. Y los partidos han empezado a moverse.Van a ser muy intensas, y eso que sólo Klitschko ha confirmado por ahora", explica el periodista. Añade que para asegurar que se celebren unos comicios limpios "se ha montado una oficina en el hall de la Comisión Electoral Central para que, esta vez, las elecciones sean limpias y no haya fraude."La gente respeta a los grupos de extrema derecha porque se enferntaron a la policía

Ucrania ansía un cambio y un futuro que se está construyendo mediante la revolución, la protesta y la valentía. El coraje de cientos de personas que, a pesar de las frías temperaturas nocturnas en Kiev, se mantuvieron firmes, reprochando al gobierno de Yanukóvich la marcha atrás en la firma del acuerdo de asociación y la gestión corrupta de su gobierno. Entre manifestante que levantaron las barricadas había jóvenes, mayores, estudiantes y un numeroso grupo de miembros de partidos de extrema derecha que fue ganando protagonismo a medida que el gobierno ucranianos perdía legitimidad.

Estos grupos no son homógeneos: Pravy Sektor, Spilna Sprava y las Guardias de Autodefensa son algunos. "Son minoría, pero ruidosa, fuerte, muy bien organizada y quienes se ha encargado de la defensa y el control de la Plaza" describe Suanzes. "La gente respeta que fueran los que dormían por las noches en las barriacadas a 15 bajo cero, que se enfrentaran a la policía incluso con armas de fuego. Y han logrado que no haya peleas ni saqueos ni incidentes dentro de la plaza. Algo increíble habiendo tanta gente armada", recuerda Suanzes.

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Crimea se ha convertido en un foco de tensión en los últimos días. Prorrusos y proeuropeos se pelean en las calles de una región que alberga una de las mayores bases navales de Rusia. Con un gran número de militares patrullando la región, las protestas, la votación de un referéndum en mayo y el no reconocimiento del gobierno en Kiev, no hacen presagiar nada bueno."A diferencia de la situación en la capital donde había muchas armas (palos, bates, cuchillos, cócteles molotov, piedras) pero pocas de fuego. En Crimea, por lo que se está viendo, es otra cosa. La gente que está en el Parlamento y controlando el acceso al aeropuerto tiene armas automáticas", señala.

Aún así, el periodista insiste en espantar al fantasma de la guerra civil. Maidan, dice, no quiere más enfrentamientos. Su objetivo, que era echar a Yanukóvich, lo han conseguido, sin embargo ahora Rusia y la OTAN podrían prender la llama que encienda el polvorín ucraniano.

"Hay un importante nacionalismo en Maidan y un fuerte sentimiento antirruso. Cuando se aprobaron en el Parlamento medidas para reducir la influencia de la lengua rusa, ampliamente hablada en el país y la primera en el este, hubo celebraciones en la Plaza. Pero no había, todavía, ningún tipo de ambiente pre-guerra civil. Ahora mismo los problemas están muy concentrados en tres núcleos urbanos", puntualiza.

La situación es tensa, inflamable y la velocidad con la que se suceden los acontecimientos es vertiginosa. "Llegue con la masacre y dos días después ya no había presidente, otros dos después un nuevo Gobierno y dos más, la parte contraria tomando Crimea. No tengo la menor idea de lo próximo, pero no me gusta un pelo", concluye.