"Un amigo para Frank", un canto a la amistad en un mundo de robots amables

  • El director debutante Jake Schreier llega a las salas españolas con "Un amigo para Frank", una comedia futurista donde los robots existen para hacer la vida más fácil a las personas: desde cubrir los huecos afectivos de un anciano solitario, hasta lograr que la vida le dé una segunda oportunidad.

Madrid, 22 may.- El director debutante Jake Schreier llega a las salas españolas con "Un amigo para Frank", una comedia futurista donde los robots existen para hacer la vida más fácil a las personas: desde cubrir los huecos afectivos de un anciano solitario, hasta lograr que la vida le dé una segunda oportunidad.

"La idea y el guion son de Chris D. Ford, a partir de conocer algunas noticias sobre desarrollos robóticos en Japón para ayudar sobre todo a la gente mayor; nos fascinó la historia y pensamos en la posibilidad de construir una relación humana sobre esto", explica el director estadounidense en una entrevista con Efe.

Así, "Chris metió (en el guion) un poco de su propia historia, y hasta de la mía, de mi madre y mi abuela, y mi tío que las cuidaba", recuerda Schreier.

"La cuestión es que Frank no había sido un gran padre -detalla-; ahora es gracioso, porque es un viejo gruñón y cascarrabias, pero en el contexto de la historia no es el padre que quisieras tener".

Frank (Frank Langella) había sido uno de los mejores ladrones de joyas del país; esto provocó que pasara largos periodos de tiempo en la cárcel, sin ocuparse mucho de sus hijos.

Ahora lleva una vida un poco deprimente, con el consuelo único de una amiga bibliotecaria (Susan Sarandon) y son sus hijos quienes no le hacen mucho caso; Madison (Liv Tyler) vive fuera y le atiende por videoconferencia y Hunter (James Marsden), cansado de hacer kilómetros para visitarle, decide comprarle un robot de última generación para que le cuide.

Está programado para controlar su dieta, su ejercicio y su medicación, pero el robot es tan receptivo y cómplice con el anciano que Frank termina enseñándole a robar, sintiendo en su compañía la gratificación que nunca le dieron sus hijos, explica Schreier.

"La película habla asimismo de las segundas oportunidades, porque eso es para Frank el robot, un autómata que está programado para ser cordial y simpático y que no le va a juzgar por su pasado".

Pero, sobre todo, dice, habla de la fragilidad de la memoria, y lo hace de un modo amable y, a veces, cómico.

En el momento en el que se cuenta la película, "Frank sufre un deterioro mental que tan pronto le permite recordar detalles muy precisos de su vida pasada como no reconocer cosas o personas muy próximas, algunas veces, justo a la gente que más quieres", un detalle importante del que el director no da más datos "para no revelar la sorpresa".

Schreier explica que la acción ocurre en un futuro no muy lejano "porque no teníamos mucho dinero. Optamos por una creación muy 'indie' en el mejor sentido de la palabra. La ciencia ficción tiene sentido para nosotros sólo cuando te plantea un universo con el que te puedes identificar".

Hacer este primer largometraje (que ha recibido premios en festivales como Sundance y Sitges) ha sido como "un tiovivo" para el californiano Schreier, "una experiencia increíble que hicimos con dos semanas de preparación y veinte días de rodaje".

Y que salió adelante gracias a que contó con unos actores "con los que no hacía falta más que rodar un par de tomas", agrega.

"Si existiera este robot, lo tendría yo en casa", apunta Schreier que no se atreve a recomendarlo para alguien en concreto: "No quiero meterme en líos", dice entre risas este director, autor de vídeos musicales y anuncios para marcas como Play Station o Absolut, que reconoce en estos inicios un "banco de pruebas" para lo que siempre quiso hacer, "cine".

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