El estrés incrementa los niveles de cortisol y adrenalina en sangre, los cuales pueden volverse crónicos. Para que se normalicen la única solución es desconectar durante un tiempo y poner distancia con los problemas, "algo que por otra parte en muchos casos nos permite verlos con otra diferente perspectiva y nos ayuda a tomar acertadas decisiones", ha explicado Navarro.
Según la experta, para desconectar es necesario olvidarse los correos electrónicos, llamadas de móvil, 'WhatsApp' relacionados con el trabajo, y no prestar atención a las noticias políticas ni económicas. En el caso de que no se pueda cambiar de entorno es importante intentar hacer actividades distintas y estimulantes que permitan crear pensamientos y sentimientos diferentes.
Asimismo, la desconexión "sólo llega a producirse en vacaciones, y aún mas, tras la primera semana", por lo que se necesitan entre 15 y 20 días como mínimo. Por otro lado, si tenemos una buena relación familiar, esta época de descanso "las reafirman y permiten que podamos disfrutar de actividades conjuntas que afianzan los deseados lazos de la familia, creando cercanía e intimidad", ha comentado la doctora.
Por todo ello, estos momentos de ocio protegen de la ansiedad, permiten recuperarse del cansancio, dormir y descansar mejor, y realizar actividades que sientan bien y den alegría, lo que provoca que la salud se vea fortalecida.
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