Violencia género. Las feministas insisten en que las maltratadas se encuentran solas tras romper el silencio


Asociaciones de feministas subrayan que las víctimas de la violencia de género están solas una vez que deciden contar su caso a una persona de su entorno, a los servicios de asistencia o a la policía. "No sólo hay que informar, hay que acoger", dicen alarmadas de la poca reacción social tras los siete asesinatos por violencia de género de los tres días primeros de esta semana, entre mujeres y niños.
Así lo indicó a Servimedia la presidenta de la Federación de Asociaciones de Separadas y Divorciadas, Ana María Pérez del Campo, que añadió que la "Macroencuesta de Violencia de Género 2015", publicada recientemente por el Gobierno, "está llena de equívocos". El citado trabajo refleja que cuando las mujeres cuentan su caso a un familiar directo en uno de cada cinco casos les piden que dé otra oportunidad al maltratador.
Además, según la macroencuesta, en el 26,8% de los casos de violencia de género, las mujeres acuden a la Policía. De ellas, una de cada tres acaba muy instatisfecha o bastante insatisfecha con la comunicación que tuvo con los agentes.
"Las mujeres que le cuentan a la policía, a su madre o a una amiga lo que les pasa, sin embargo después se encuentran solas” por falta de recursos de atención psicológica especializada, insiste Pérez del Campo, atención para la que "no vale cualquiera". Esto es, en su opinión, porque las víctimas de la violencia machista tienen una gran dependencia del maltratador.
Las feministas responsabilizan de ese desamparo a la sociedad patriarcal: “Eso es de una responsabilidad que nos está haciendo la radiografía de una sociedad que no entiende para nada ni quiere entender lo que es la violencia de género. Porque si quisiera enteder estaría contribuyendo a cambiar el propio sistema de estereotipos en los que se funda el poder patriarcal que es causa de principio a fin de la violencia de género".
Por ello, la presidenta de las mujeres separadas pidió la colaboración de la prensa contra esta lacra, y “que no se haga periodismo amarillista que me cuente la señora que está una situación de violencia cómo lo está pasando de mal”. “Eso no se hacía nunca con el terrorismo de ETA, no se llamaba a los hijos para preguntarles cómo estaban ahora que les han matado los padres”, concluyó.

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